“Qué va a hacer una trava con 45 años en un espacio de ciencia”, recuerda haber pensado Karla Ojeda, integrante de la Comunidad Trans Rosario, cuando surgió la posibilidad de ingresar al Área de Ciencia, Tecnología e Innovación para el Desarrollo de la Universidad Nacional de Rosario en el 2019. En diálogo con Reveladas comparte el surgimiento del programa TranSaberes: un estudio sobre el estado de situación del acceso a los derechos por parte del colectivo travesti-trans en Rosario y la región.
Dicho programa pone en valor las experiencias/vivencias de las travestis y trans como un conocimiento válido que tensiona las metodologías y los saberes académicos, y también busca el conocimiento territorial llevado al mundo científico para “poder entrelazar y crear datos”. Karla sentencia: “A las travestis y trans la lucha y la resistencia nos pasa por el cuerpo, es nuestra trinchera ante las instituciones del Estado y la sociedad”
La entrevistada comparte que TranSaberes es un lugar de laburo, pero también de militancia. “Como trabajo tiene que ser valorado porque la ciencia y la academia siempre nos dejaron afuera”, indica y agrega que “las travestis producimos ciencia y hay una academia propia. No pueden hablar por nosotras jamás”.
Metodología de trabajo
Acceso a derechos de personas travesti trans. Estado de situación actual en Rosario y la Región se denomina el informe preliminar del programa Transaberes, que releva las condiciones de vida de la comunidad trans de Rosario y localidades aledañas. Fue elaborado en el contexto de pandemia a partir de considerar que en ese marco se profundizaron las desigualdades sociales de dicha población. A partir de ello, se definieron los siguientes ejes: Género- Lugar de Residencia- Vivienda- Trabajo- Salud- Conectividad. Dado el contexto de Aislamiento Obligatorio se realizaron 147 entrevistas telefónicas, anónimas y voluntarias a la población travesti-trans.
El informe refleja datos que “dan cuenta de la realidad del Colectivo y de su situación socioeconómica, de salud, trabajo y vivienda, con el objetivo de que los mismos se transformen en insumo para planificar medidas que reduzcan los niveles de vulnerabilidad social y que permitan diseñar y medir el impacto de las medidas que se habían adaptado a tal fin”.
Según el relevamiento, la edad de vida promedio de las travestis y trans es de 39 años, con una mínima de 19 y una máxima de 64 años. A pesar de la existencia de la ley Diana Sacayán- Lohana Berkins, Karla sostiene que “el cupo laboral no vino a reparar nada porque las travestis que tienen entre 40 y 60 años en su mayoría quedan por fuera del mercado laboral formal”. En relación a este punto el informe arroja que 38 de 100 personas tienen un trabajo que suele estar vinculado a tareas temporales y no formales. Se detalla que el 85 por ciento de les entrevistades no tienen descuentos jubilatorios ni vacaciones pagas, días por enfermedad o aguinaldo. Este dato deja en evidencia un alto nivel de informalidad de los puestos de trabajo a los que accede la Comunidad.
En lo que respecta a las personas trans adultas y adultas mayores, Karla comenta que este grupo queda excluido de los programas de ayuda social y que “se siguen parando en una esquina prostituyéndose como único sustento” para obtener ingresos económicos. En consecuencia, comparte que se está organizando una mesa de trabajo para la construcción de una política pública en clave reparatoria y afirma que sus relatos y las marcas de sus cuerpos son la prueba suficiente para la aprobación del proyecto de ley de Reparación Histórica para las sobrevivientes Travestis-Trans post-dictadura en Santa Fe.
Salud y educación
El artículo 11 de la Ley de Identidad de Género establece el derecho al acceso a la salud integral. Sobre este ítem el relevamiento indica que les entrevistades “se atienden en el servicio público de Rosario o en la red provincial”. A su vez, deja en claro “la falta de sensibilización y capacitación en especialidades médicas como urología, ginecología y psicología sobre todo a personas travesti trans”.
Otro de los ejes que integra el documento es educación. Sobre este punto se señala que un alto porcentaje no terminó sus estudios en la educación formal pero sí accedieron a capacitaciones en oficios como peluquería, costura, cuidado de personas adultas mayores, cocina entre otros. En el informe se destaca que “no tienen posibilidades sociales, ni económicas para continuar estudios superiores en el sistema educativo formal”. Algunas cuestiones que ponen trabas a los estudios son la falta de implementación de la Ley de Educación Sexual Integral, la desinformación y la falta de formación profesional.
En lo que se refiere al acceso a internet desde su vivienda, el 48,3 por ciento manifestó no tener conexión directa, pero el 86,4 por ciento afirmó contar con un celular con acceso a internet. “Esta falta de conectividad reduce enormemente la posibilidad de democratizar las condiciones de acceso a la información (inscripciones para ayudas sociales, trámites on-line, acceso a la educación, a espacios culturas e incluso, el derecho al ocio)”, destaca TranSaberes.
Finalmente, ante esta situación que muestra la realidad de la población travesti trans de Rosario y la región, Karla Ojeda afirma que es “importante que las travas ocupen los espacios que les negaron para transformar la realidad hasta que sea todo como lo soñamos”.