Exigen la reparación histórica para las sobrevivientes travesti trans post-dictadura

Exigen la reparación histórica para las sobrevivientes travesti trans post-dictadura

Son conocidos los repudiables hechos de violación de derechos humanos que vivieron miles de personas bajo la última dictadura cívico-militar que tomó el poder en Argentina desde mediados de la década del ’70 hasta el año 1983, con la vuelta a la democracia. Sin embargo y a pesar de los 40 años de democracia, la exclusión y discriminación del Estado y de gran parte de la sociedad civil hicieron que la población travesti-trans continúe sufriendo aberraciones similares hasta hace pocos años atrás.

“En las décadas del ’80 y ’90, si bien ya había compañeras perseguidas sistemáticamente en los ’70 por el sólo hecho de ser trans, vimos una continuidad de esa persecución. El país entró en democracia en el año ’83, pero para la comunidad trans la persecución sistemática por parte de las fuerzas del Estado continuó, incluso con los mismos actores que en la dictadura”, le contó a Reveladas la activista y militante trans Fabiana González, de la ciudad de Santa Fe.

La revolución tecnológica, la aparición de WhatsApp y distintos grupos y comunidades en redes sociales, crearon un combo ideal para que las compañeras logren ponerse en contacto entre sí, ya sea viviendo en distintas provincias del país como así también en el exterior. La emoción de verse sobrevivientes “porque -añadió Fabiana- una se imagina que todas ya fallecieron”, se entremezcló con la posibilidad de escucharse y reflejarse en historias similares, con mismas secuelas tanto físicas como psicológicas. Es por ello que ser sobrevivientes a un constante maltrato por parte del Estado y de la sociedad las impulsó a militar una ley de reparación.

Compartir las vivencias y las secuelas

“Nos dimos cuenta que, en todos los grupos, las compañeras que veníamos de esa época teníamos las mismas problemáticas sufridas por la exclusión sistemática. Todo lo que le pasó a la comunidad trans, desde que tenemos uso de razón, tiene que ver con lo sistemático: la exclusión de la educación, de la salud, del trabajo, la expulsión de la familia, los encarcelamientos ilegales, las torturas, vejaciones, privación del tránsito. Una infinidad de cosas que privaron a la comunidad trans en la década del ’80 y ’90 de poder desarrollarse en una sociedad libre”, relató Fabiana.

Y añadió: “Nosotras vivíamos encarceladas, siendo perseguidas, permanentemente restringidas en nuestros barrios, y cada vez que pasábamos esos límites territoriales éramos encarceladas por ser trans. Desde que Argentina adhirió a tratados internacionales de derechos humanos se comenzaron a usar tres artículos como excusa para encarcelarnos, sosteniendo que nosotras veníamos a pervertir a la sociedad. Todo eso hizo que hoy juntemos fuerzas para militar una ley de reparación para sobrevivientes post-dictadura. Todas hoy tenemos mismas secuelas con la silicona en los cuerpos, muertes jóvenes, las que superan los 50 años lo hicieron de pura suerte, de pura casualidad”.

La sistematización de la exclusión

La exclusión de espacios fundamentales como el ámbito educativo y la salud hizo que cada una sobreviva como pueda. “Todas somos pobres, porque ninguna pudo estudiar, trabajar. Nos empujaron a vivir y sobrevivir de la prostitución, vivir al margen de la sociedad, y nos tuvimos que manejar nosotras solas en ese espacio reducido, nuestro, de la comunidad trans. Con una cultura paralela a la sociedad argentina. Aprendimos a cómo tratar nuestros cuerpos, cómo curarnos, cómo medicarnos. Nos transmitíamos la supervivencia en las calles al tratar con un cliente, con una persona violenta. Todo lo que pasó con la comunidad trans es un claro experimento de lo que puede pasar una persona que es excluida de una sociedad y se la deja al margen viviendo de lo que pueda sobrevivir”, resaltó Fabiana.

Los medios de comunicación también colaboraron con la estigmatización y discriminación sistemática. De hecho, hasta fueron acusadas en más de una ocasión de ser “violadores” o un peligro para la sociedad, por lo que terminaban cumpliendo arresto con hombres que habían cometido realmente ese tipo de delitos.

Todo ello da como saldo que esas mujeres trans y travestis hoy cuenten con escasos recursos para subsistir. Incluso, de acuerdo a lo relatado por Fabiana, existen compañeras que deben ser intervenidas quirúrgicamente por el uso de silicona en sus cuerpos, y no cuentan con el dinero suficiente para afrontar dichas cirugías.

Por una vida y una vejez digna

“No somos muchas, seremos entre 150 y 200 compañeras de esa época”, resaltó Fabiana. Con un Estado que comenzó a abrirse a nuevas construcciones, el cupo laboral trans se convirtió en una de las formas de, poco a poco, poder pensar en salir de la calle. Después de la meta de superar el promedio de vida de entre 35 y 40 años, el siguiente objetivo es claro: poder tener una vejez digna.

Alejandra Paredes pertenece a Rosario y su militancia actualmente consiste en armar colectivamente este proyecto de ley de reparación histórica para sobrevivientes travesti trans. Ser una sobreviviente la lleva a pensar netamente en la concientización para toda una sociedad que, junto al Estado, fueron las que imposibilitaron que ella y sus compañeras pudieran vivir una vida libre y diferente en aquellas décadas.

“Es de suma importancia que la sociedad, al saber y ver que fue cómplice de un Estado con persecución sistemática a los derechos humanos, vea que vulneró nuestra vida. Necesitamos vivir como ciudadanas comunes, tranquilas, tener una vejez digna”, subrayó.

En este punto, Yanina Saucedo, una de las primeras en formar parte de la mesa de trabajo y actual referente de la misma, agregó: “La realidad es que no se va a reparar nada de lo que pasó, pero sí buscamos que se nos garantice una vejez digna como puede tener cualquier ciudadano. Ojalá que los senadores se pongan los pantalones y traten de una vez por todas este proyecto por el que venimos luchando hace casi dos años. Esperamos que post-elecciones empiecen a sesionar”.

El proyecto

Alejandra y Yanina resaltaron que el proyecto ya pasó las tres comisiones legislativas y hoy se encuentra en el Senado provincial para ser tratada. La confección del mismo estuvo a cargo de ellas junto al abogado Matías Gómez y la diputada provincial Matilde Bruera colaboró con la presentación.

“La presente ley tiene por objeto reparar las graves y sistemáticas violaciones a los derechos humanos, cometidas en democracia, por las fuerzas de seguridad en el territorio de la provincia de Santa Fe, contra integrantes de la comunidad travesti-trans”, se lee en el Artículo 1 del proyecto.

La pensión reclamada alcanzará a aquellas personas travesti-trans que, durante el período comprendido entre el 10 de diciembre de 1983 y 10 de junio de 2010 hayan sufrido privaciones de su libertad en forma sistemática, como consecuencia del accionar de las fuerzas de seguridad por motivos de su identidad de género, y que durante dicho período acrediten haber vivido en la provincia de Santa Fe.

“Yo no recuerdo más que en dictadura que algún grupo particular esté siendo perseguido en las calles por su identidad. Siendo la cara más visible de la comunidad LGBT, fuimos permanentemente excluidas de la sociedad. Se nos encarcelaba por ser trans. Recuerdo a muchas familias sufriendo, buscando a sus hijas en la comisaría, llevándoles ropa para que queden encarceladas con hombres que las abusaban”, acentuó Fabiana. Y remató: “No se nos detenía por ningún hecho en particular. De hecho, la prostitución era una falta, no un delito, y ninguna persona debe encarcelarse por una falta. Es como pasar un semáforo en rojo, pero no por eso te van a llevar a Coronda con presos comunes y decirles que te violen, o frases como ‘acá les traje para que se diviertan porque es un hombre que se cree mujer’. Yo trato de ser lo más políticamente correcta cada vez que doy un testimonio, porque si cuento realmente todo como lo vivimos realmente es un horror”.

A modo reflexivo, Fabiana relató que no sabe si todas las que sobrevivieron llegarán a ver esa especie de reparación para vivir una vejez digna. “Al Estado en verdad no le alcanzaría la plata para pagar por todo el daño causado, por las compañeras que han perdido la vida, las que hemos quedado física y psicológicamente dañadas por todo lo que hicieron. Todo eso sigue oculto porque nadie se quiere hacer cargo de visibilizar esta situación, más que nosotras con toda la ignorancia que nos hicieron comer durante décadas y que hoy, a la edad de 50 o 55 años estamos militando este proyecto”.

Y concluyó: “Han matado niñas trans, nosotras salíamos a la calle con 14 años siendo primero expulsadas de la casa porque había una estigmatización que hacía que los familiares sientan vergüenza. Todo eso se tiene que saber, nuestra lucha con este proyecto también es para visibilizar lo que pasamos solo por ser trans, incluso en democracia. Esas estigmatizaciones deben ser pagadas y la mejor forma es que el Estado reconozca que ha hecho todo ese daño”. El proyecto debe ser urgentemente tratado y aprobado para finalmente materializarse en Ley. Reconocimiento y aprobación. Es ahora.

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