Baldías es el lugar de las que ya no están

Baldías es el lugar de las que ya no están

Lo terrorífico de los femicidios son los hechos, pero también la indiferencia, ese no hacer, ese olvido que queda en la sociedad cuando hay otra más que falta y la vida sigue como si nada. En Baldías —novela publicada en 2013 y reeditada en 2020 por Brumana— la escritora Laura Rossi retrata con precisión y detalle las historias vinculadas a un baldío del conurbano bonaerense: un espacio antes vacío que ahora aloja cuerpos de mujeres quemadas.

“El movimiento está afuera. O los resabios del movimiento. En una semana, ya no quedará nada. Uno o dos policías dando vueltas en la vereda de enfrente para calmar a los vecinos que, con la tercera, ya quieren linchar al comisario, al intendente y a cualquiera que parezca funcionario público. El único recuerdo, sin embargo, estará ahí, inmóvil como ahora, y los vecinos volverán a pasar frente a él como si nada hubiera ocurrido”. Así dice una de las narradoras, atónita y atenta a las rutinas del barrio, percibiendo el olvido que se acerca.

Esa voz es la primera de muchas, porque Baldías es una novela polifónica, un retrato de voces que piensan y hablan diferente, que perciben las circunstancias desde el lugar que ocupan en la sociedad, con sus propias historias y personalidades. Y es que de ese modo, como si se armara un rompecabezas con muchas piezas ausentes —la identidad de aquellos cuerpos irreconocibles que nadie reclama— es posible acercarnos un poco más a ellas, las mujeres que faltan.

En Baldías hablan lxs vecinxs, lxs familiares de las víctimas, los policías, los victimarios, y hasta hablan las pantallas de televisión que narran, con amarillismo y frivolidad, los femicidios del baldío.

¿Y qué sabemos de estas mujeres? Todo lo que puede decir la ausencia. Solo conocemos la historia de una, Betina, contada por su novio y asesino. Su confesión, que lastima y horroriza, muestra a la vez la impunidad de los femicidas en la sociedad: es un vecino más del barrio, es el maestro que puede matar, desaparecer y seguir como si nada.

Según el Observatorio de Femicidios, al momento de la publicación de la novela, en 2013, se registraban 255 casos anuales. En 2020, fecha de reedición de Baldías, las víctimas ascendieron a 295, como si el baldío continuara llenándose de cuerpos, como si las mujeres quemadas siguieran apilándose desde el inicio de la novela hasta la actualidad.

“Más miedo me da lo que sucede en los intervalos: entre una aparición y otra, ciertos personajes sacan a pasear su morbo a la vereda y deambulan por la zona haciendo preguntas, como si nosotros guardáramos algún secreto, algún dato capaz de esclarecer lo que ya no tiene arreglo. Me perturba más, incluso, que todo esto, a fuerza de repetirse, se prenda en nosotros como una marca de nacimiento.” Así sostiene una de las vecinas del baldío, una voz que bien podría ser la de todas.

Laura Rossi nació en San Miguel (Buenos Aires) en 1980 y vive en Rosario desde 2009. Es Licenciada en Letras y Magíster en Gestión de Proyectos Educativos. Fue finalista del premio Clarín de Novela en cuatro oportunidades, una de ellas por Baldías. Junto con Carolina Musa integra el sello Brumana, editorial independiente de la ciudad.

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