Empleo y jubilación: las brechas para las mujeres

Empleo y jubilación: las brechas para las mujeres

El presidente de la Nación, Alberto Fernández, anunció este lunes la extensión de la moratoria previsional que vencía el 23 de julio, hasta que se sancione una nueva ley del Congreso.

«La moratoria previsional fue una política indispensable en la Argentina para garantizar que millones de mujeres mayores puedan acceder a su jubilación. De este modo, el Gobierno nacional reforzó el compromiso de garantizar que todas las personas mayores, después de toda una vida de trabajo, puedan acceder a su jubilación«, dijo el mandatario en redes sociales al realizar el anuncio.

Al respecto, se trata de una medida urgente en tanto «en la actualidad existen más de 1,5 millones de personas en edad jubilatoria que no cuentan con los 30 años de aportes que exige la Ley. De ese número, 906.876 tiene aportes, pero no los suficientes para iniciar el trámite jubilatorio y 680.724 directamente no cuenta con aporte alguno para poder acceder a la prestación», según se desprende de un informe exclusivo dado a conocer por el Centro de Economía Política Argentina (CEPA)

En ese sentido, «sólo 1 de cada 10 mujeres y 3 de cada 10 varones en edad jubilatoria presentan más de 20 años de aportes y podrían estar eventualmente en condiciones de jubilarse. Dentro de este grupo, los que superan los 25 años de aportes (es decir, quienes podrían jubilarse ni bien cumplan la edad jubilatoria) se reduce a sólo 7 mujeres de cada 100 y 16 hombres de cada 100″, detalla el informe disponible en este link.

Cabe señalar que si bien en el último año las mujeres recobraron los lugares que tenían en el mercado laboral antes de la pandemia y tuvieron niveles récord en las tasas de actividad y empleo, los datos reflejan la persistencia de las brechas que hay entre varones y mujeres.

El Ministerio de Economía de la Nación elaboró un informe donde se expone que en el presente, y tal como sucedió históricamente, las mujeres se encuentran en una posición dispar con respecto a los varones: tienen menor participación en el mercado laboral, con menos horas en el empleo formal y menos ingresos, ocupan la mayor cantidad de trabajos informales y son las que registran niveles de desocupación más altos. Sumado a las mayores desigualdades en la vida adulta de las pasivas.

La desigualdad de género en el mercado laboral

Desde el 2020 la Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género que integra el Ministerio de Economía de la Nación trabajó en el diseño de políticas con perspectiva de género para que, luego de la crisis ocasionada por la pandemia, la recuperación económica se efectúe junto a la disminución de las brechas de desigualdad que hay entre varones y mujeres.

La tasa de empleo refleja cuál es el porcentaje de personas que se encuentran ocupadas en relación con el total de la población. En el 4to trimestre del 2021 la tasa de empleo de las mujeres alcanzó el nivel más elevado desde, al menos, 2003: casi 5 de cada 10 mujeres trabajaban de manera remunerada.

Tanto el empleo de los varones como el de las mujeres sufrió el impacto de la crisis generada por la pandemia, sin embargo, ellos recuperaron el total de los puestos que se perdieron en los primeros trimestres de 2021 mientras que ellas demoraron más. Aunque en el 4to trimestre de 2021 se observó un aumento tanto de la cantidad de mujeres como de varones empleados/as, la brecha en la participación fue de un 18,9 p.p.

El informe permite observar la reproducción de los roles de género en la incorporación que hay de mujeres o varones en diferentes actividades económicas, la segregación horizontal manifiesta esa distribución desigual: Casi 4 de cada 10 mujeres trabajan en actividades relacionadas con el cuidado (trabajo doméstico, enseñanza, salud), mientras que la mayoría de los varones trabaja en industria, transporte, actividades primarias, energía y construcción.

En cuanto a la tasa de desocupación, que está integrada por aquellas personas que no tienen un empleo y están en la búsqueda activa para obtenerlo, los datos del 4to trimestre de 2021 indican que hubo 7,7 p.p. de mujeres desempleadas, el registro más bajo desde 2017. Al mismo tiempo da cuenta de un descenso del 5,8 p.p respecto al nivel que alcanzó la desocupación en el 2do trimestre de ese año, el momento más crítico de la pandemia.

La brecha entre el nivel de desocupación de mujeres y varones evidencia que ellas tienen más dificultades para conseguir un trabajo remunerado: incluso con el nivel de desocupación más bajo desde 2017, la brecha es de 1,3 p.p.

En el mismo aspecto, la situación de las jóvenes menores de 30 años es aún más desfavorable: en el trimestre analizado alcanzaron una tasa de desocupación 2,7 p.p más alta que la registrada por los varones. Y, sin embargo, la brecha se redujo ampliamente respecto a los datos de principios de 2021 que fue de 7,9 p.p. Ese descenso se explica porque en el periodo comprendido entre el 4to trimestre de 2020 y el de 2021 el nivel de desempleo de las mujeres jóvenes bajó de 26% a 16,2%, casi 10 p.p. en un año.

El uso del tiempo es un factor que incide directamente sobre la posibilidad de que ellas puedan insertarse en el mercado de trabajo: las horas que le dedican las mujeres a las tareas domésticas y de cuidado es significativamente mayor a las que le dedican los hombres. Según la Encuesta sobre Uso del Tiempo y Trabajo no Remunerado (EAHU-INDEC, 2013), las mujeres realizan el 76,4% del trabajo doméstico y de cuidados no remunerado (TDCNR).

Estos datos explican por qué las mujeres cuentan con menos flexibilidad para trabajar más horas y tienen niveles más altos de subocupación que los varones. La subocupación por insuficiencia de horas comprende a las/os ocupadas/os que están dispuestas/os a trabajar más pero que por causas involuntarias solo trabajan entre 35 y 45 horas semanales. Durante la crisis de cuidados que en la primera mitad del 2020, la brecha de subocupación se redujo, sin embargo, tras la recuperación económica volvió a aumentar y en el 4to trimestre de 2021 fue de 4,5 p.p.

La recuperación económica empezó a verse en los últimos trimestres del 2020, no obstante, las mujeres y los varones no se insertaron en el mercado laboral en las mismas condiciones: dentro del universo asalariados/as informales, ellas se incorporaron en ramas de actividad más precarizadas y a fines de 2021 el porcentaje de mujeres asalariadas que no hacían aportes jubilatorios fue de 35,7, mientras que el de varones fue de 31,3%.

Según los datos del Boletín Estadístico de la Seguridad Social, más del 85,7% de trabajadoras que se jubilan lo hacen a través de la moratoria previsional. Para las mujeres esta es la principal vía de acceso al derecho de la jubilación, por eso resulta clave su continuidad como política pública y la aprobación de una nueva ley que permita extender los plazos para comprar los años faltantes. Esa herramienta permitió el acceso a una jubilación a más de tres millones de personas y si se mira todo el año 2021, el 64,8% de quienes accedieron a una jubilación lo hicieron a partir de una moratoria previsional.

El informe del CEPA ya citado da cuenta que «solo el 6,6% de las mujeres de entre 55 a 59 años tiene entre 25 a 27 años de aportes, mientras que el 46,1% no cuenta con ningún aporte al sistema jubilatorio», en tanto que «en el caso de los hombres de entre 60 a 64 años, sólo 16% tiene entre 25 a 27 años de aportes, al tiempo que un 17,6%, no tiene ningún aporte».

Además se agrega que «el sector privado, el sector público y los autónomos son los ámbitos con mayor cantidad de personas en condiciones de jubilarse (aportes de entre 25 y 27 años). Pero sólo alcanzan 18%, 36% y 20% respectivamente», mientras que la situación es más complicada en el caso de «monotributistas, monotributistas sociales y trabajadoras/es de casas particulares, donde sólo superan los 25 años de aportes 5,7% (11.922 casos), 0,06% (36 casos) y 0,1% respectivamente (103 casos)».

Solo el 6,6% de las mujeres de entre 55 a 59 años tiene entre 25 a 27 años de aportes, mientras que el 46,1% no cuenta con ningún aporte al sistema jubilatorio.

El nivel de ingresos no es el mismo

Otro de los índices que pone de manifiesto la desigualdad estructural en materia económica, es el ingreso total individual. El mismo mide la totalidad de ingresos de una persona, tanto los que provienen de una fuente laboral como no laboral. Si bien las mujeres reciben mayor porcentaje de ingresos no laborales, ellos tienen mayores ingresos laborales y les dedican menos tiempo a las tareas domésticas y de cuidado: la brecha de ingreso total individual en el 4to trimestre de 2021 fue de 24,9.

Como consecuencia, dentro del 10% de la población con menores ingresos, 7 de cada 10 personas son mujeres, mientras que 6 de cada 10 personas que integran el 10% de la población con mayores ingresos son varones: ellos tienen mayor acceso a puestos de trabajo formales y con más cantidad de horas.

El ingreso de la ocupación principal es aquel que se obtiene por la ocupación de mayor carga horaria (en caso de tener más de una), sin importar si es un empleo asalariado o independiente. La brecha entre varones y mujeres al 4to trimestre de 2021 fue de 28,3%, este porcentaje aumentó luego de la recuperación económica de la crisis de la pandemia ya que, a diferencia de las mujeres, los varones pudieron incorporarse en puestos de trabajo formales con mayor carga horaria.

Dentro del 10% de la población con menores ingresos, 7 de cada 10 personas son mujeres, mientras que 6 de cada 10 personas que integran el 10% de la población con mayores ingresos son varones.

Por otro lado, la informalidad laboral es una de las causas que incide en la distribución desigual del ingreso de la ocupación principal. En este sector la brecha del ingreso de varones y mujeres es aún más amplia: en el 4to trimestre de 2020 los varones asalariados informales llegaron a ganar un 41,2% más que las mujeres. Actualmente, el Estado brinda una asistencia social a los hogares que son económicamente más vulnerables a través de transferencias monetarias tales como la Asignación Universal por Hijo (AUH), la Asignación Universal por Embarazo (AUE) y la Pensión para madres de 7 o más Hijos que en 2021 representaron el 25% del gasto del presupuesto nacional.

La desigual distribución de las tareas

Según la Encuesta sobre Uso del Tiempo y Trabajo no Remunerado (EAHU-INDEC, 2013), las mujeres le dedican, en promedio, 6,4 horas por día y los varones 3,4 horas diarias a las tareas domésticas y de cuidado.  El informe indica además que los varones aumentan su participación en los TDCNR en edad jubilatoria, es decir cuando finalizan sus carreras. Por el contrario, las mujeres lo hacen durante toda su vida, incluso durante su carrera laboral.

El gobierno actual se destacó entre los países de la región por las políticas orientadas a contener el impacto de la pandemia sobre las mujeres: el Presupuesto Nacional 2021 fue el primero de la historia del país en incorporar la perspectiva de género y diversidad y el 15,2% del gasto fue destinado a achicar las brechas de género.

El informe destinó un apartado especial para analizar el trabajo en casas particulares (TCP) que en el 4to trimestre de 2021 fue la tercera rama de ocupación entre los empleos de las mujeres alcanzando el 12,2% de las trabajadoras ocupadas.

Este sector es el más feminizado de la economía argentina, el 98,4% de quienes realizan TCP son mujeres. Al mismo tiempo, tiene los salarios más bajos y el nivel más alto de informalidad: en el 4to trimestre de 2021 el 78,1% de sus trabajadoras/es no contaban con descuentos jubilatorios. En 2021 se lanzó el programa “Registradas” cuyo objetivo es aumentar el nivel de formalidad de este sector y consiste en una transferencia de dinero a las/os trabajadoras/es por parte del Estado correspondiente al 30% o 50% de la remuneración neta declarada, recientemente se renovó su vigencia hasta fin de 2022.

Finalmente, vale mencionar que actualmente se discute en el país un proyecto de ley, con media sanción en el Senado que busca garantizar el acceso al derecho a la jubilación de las personas mayores que no tienen la totalidad de sus aportes, impulsando un «Plan de Pago de Deuda Previsional». «Si se considera que todas y todos los adultos mayores sin 30 años de aportes se jubilaran de manera inmediata, el costo fiscal de este proyecto, en caso de aprobarse, alcanzaría aproximadamente 0,04% del PBI», señala el informe de CEPA.

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