Un protocolo para no seguir callando

Un protocolo para no seguir callando

Días atrás se aprobó en la provincia de Santa Fe un protocolo para denuncias por violencia de género en los casos en que el victimario sea persona policial, y la víctima también. Una situación que solía contemplarse a medias y que, entre tantos cambios, busca seguir abriendo el juego a panoramas más amenos para los derechos de las mujeres y disidencias.

El interjuego instituido-instituyente dentro de instituciones tan cristalizadas como lo es la policial, empieza a dar paso a la reflexión y posteriores modificaciones. Este concepto del filósofo greco frances Cornelius Castoriadis que entremezcla las significaciones sociales y el dinamismo de las mismas en pos de las transformaciones, sufre un antes y un después en la policía, sobre todo, del 2015.

Noelia Figueroa, actual directora provincial de Género en la Policía -perteneciente a la Subsecretaría de Bienestar y Género-, hizo hincapié en este año para marcar una bisagra que viene gestándose desde dos o tres años anteriores a aquel y que irrumpió con el emblemático mensaje de Ni una Menos. “Muchas instituciones se han dejado interpelar y conmover por el movimiento de mujeres, los movimientos de diversidad, feministas. Todo eso fue generando transformaciones que, al irse institucionalizando, fueron ganando espacio en normativas como las leyes que tenemos. Son un muy buen punto de partida para lo que falta conquistar”, le dijo a Reveladas.

Volviendo a Castoriadis, pensar en lo instituido es retrotraerse a lo ya dicho y que parece inamovible. Cuestiones complejas cuando se trata del hermetismo de una institución. “Hay que pensar que son fuerzas que han sido diseñadas en función de mucha predominación de varones que la formaron, escribieron sus estatutos y le dieron vida en las primeras décadas. La realidad es que hace muy poco tiempo que se incorporaron mujeres y mayormente se da en lugares de menor jerarquía”, resaltó Figueroa.

Con la pluma en manos de quienes luchan por una sociedad más equitativa, la redacción de leyes más amables comenzó a tener espacio real, aunque muchas aún no han sido tratadas en el Congreso. Sin embargo, el camino ya empezó a atravesarse, con algunas resistencias, pero, así también, con mucho acompañamiento “sobre todo de mujeres y personas del colectivo LGBT”, aunque los varones tampoco faltan.

El estereotipo también es violencia de género

Tania es policía y referente de la Red de Mujeres Policías de Santa Fe. “Muchas personas siguen creyendo que estamos para acompañar la carrera de un jefe”, resaltó. Por supuesto, un estereotipo imaginario que remite a un ejemplo más de violencia simbólica. Un estereotipo que la propia Jefa policial de la provincia vino a romper: “Es la primera vez que logramos que una mujer ocupe ese puesto y está haciendo una excelente gestión, entendiendo que tiene ese plus de que muchos compañeros no están acostumbrados a tener una jefa mujer y que muchos que quedaron por debajo sentían que tenían ese cargo asegurado”.

Cuando Tania habla, dice muchas veces la palabra “respeto”. Como si haría falta aclararlo, resalta ser respetuosa en su función, marcando la necesidad de recibir lo mismo del otro lado. Sea una persona que la cruza en la calle ejerciendo su función, como también sus propios compañeros. Asimismo, se suman a sus dichos las mujeres, los feminismos, y el reconocimiento del lugar en la fuerza policial. Hablar de feminismo es tabú. “Ya de por sí en la sociedad lo es un poco, pero acá adentro se hace un poco más difícil”, dice.

Subiendo un escalón más en la escalera que lleva hacia el reciente protocolo, visibilizar la situación de las mujeres policías que sufren violencia de género es romper con el esquema del estereotipo. En tal sentido, aseveró: “Queremos que se entienda lo que se vive. Muchas veces por sufrir estas cuestiones tenemos que sacar carpeta médica o psicológica y somos estigmatizadas. Y, por ese motivo, muchas mujeres demoran muchísimo en denunciar”.

Arrancar por nosotras

Así lo comprende Tania: “Desde el principio venimos diciendo que tener una policía contenida hará que todo sea mejor. Muchas compañeras son víctimas en sus propias casas, y es imposible que en esa realidad puedan acompañar y explicar los derechos a otra mujer cuando ella misma no los está pudiendo tener”.

Este protocolo rompe con el silencio. Rompe con la vulnerabilidad del despacho o el móvil cuando de horario laboral se trata, espacios tan íntimos donde la violencia muchas veces se silencia y se naturaliza. Invita al diálogo, a la apertura, a la denuncia. Al acompañamiento integral, en donde las mujeres policías no sólo estarán cuidadas, sino que quienes las hayan violentado realmente tendrán un abordaje serio sobre sus conductas.

“Muchos de los casos de violencia, donde el denunciado es un integrante de la policía, son abordados buscando evitar las arbitrariedades y evaluaciones disímiles o asimétricas de las situaciones con las que se trabajan”, aseveró Figueroa.

Aun así, hay cuestiones por mejorar. Sobre esto, Tania indicó: “El protocolo da cierto respaldo a quien va a denunciar, pero afecta muchas veces a quien toma la denuncia. Pedimos que esto funcione fuera de la institución para no generar este tipo de perjuicio”.

Desde la Ley Micaela hasta el fin de las violencias

“A partir de que se empezó a generar esto, hubo muchos cambios. Si bien todo lleva un tiempo de aceptación y asimilación, cambió la responsabilidad de compañeras y compañeros que se interesaron. Una de las cuestiones básicas es la obligatoriedad de capacitaciones sobre la Ley Micaela”, aseguró la referente de las mujeres policías.

Sobre ello, Figueroa amplió: “Hay una capacitación continua que requiere mucho esfuerzo y va dejando sentadas las bases para una perspectiva de intervención mucho más ajustada, conforme a normativas internacionales, nacionales y provinciales que tenemos respecto no sólo a género sino también a diversidad”.

En tal sentido, el protocolo recientemente aprobado está destinado a ser utilizado desde División Judicial dentro de la policía provincial, aunque la Agencia de Control Provincial ya venía llevando adelante un protocolo similar, aprobado a comienzos de año en su área.

Respecto de este protocolo en particular, la directora subrayó: “Ahora sumamos capacitaciones para el personal de salud, de Medicina Legal y personal de Sanidad del Control Policial, áreas que realizan las evaluaciones a las personas denunciadas. En función de este nuevo protocolo, no se harán únicamente evaluaciones para quitar armas, sino que, a través de al menos tres entrevistas con el denunciado, se determinará la aptitud para el ejercicio laboral y así también la posible restricción del arma”.

La capacitación es junto a la Red de Equipos de Trabajo y Estudio en Masculinidades (RETEM), quienes realizan trabajos en Argentina con varones que ejercen violencia. De este modo, se busca incorporar la perspectiva de género a partir de las entrevistas que el personal antes mencionado tenga con la persona denunciada. “Por otro lado, también se forma al área judicial y control judicial que son quienes realizan los abordajes o reciben las denuncias, para que, desde el minuto cero en que se toma conocimiento de estos casos, se puedan llevar adelante las medidas que correspondan”, resaltó la directora de Género.

Ante las pequeñas grietas de una estructura cristalizada, la reflexión y la acción van de la mano, camino a una sociedad más justa, equitativa y con más perspectiva de derechos para todas, todos, todes. “A las transformaciones las vamos a ir viendo con el correr del tiempo. Es un muy buen punto de partida para todo lo que queda por conquistar, en pos de una sociedad libre de cualquier tipo de violencia machista. Allá vamos”, concluyó Figueroa.

Si sos personal policial de la provincia de Santa Fe y te encontrás atravesando una situación de violencia de género, contactate a bienestarygenerominseg@santafe.gov.ar, o llamá al 0342-155380139.

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