Sardisco: «Legalizar es un acto político de equidad sanitaria»

Sardisco: «Legalizar es un acto político de equidad sanitaria»

💚#EspecialDiciembreVerde💚: Llegó diciembre y viene cargado de agenda verde. Desde el 1 de este mes, el Congreso de la Nación trata en el plenario de comisiones el proyecto de interrupción voluntaria del embarazo, con exposiciones de invitadxs, la palabra de legisladorxs y lo que se espera sea un pronto debate en el recinto antes de que finalice el año. En ese marco realizamos una serie de entrevistas con mujeres de diferentes disciplinas, recorridos de trabajo y militancia de Rosario que suman sus argumentos sobre por qué el aborto tiene que ser ley.

En esta oportunidad hablamos con Ana Sardisco, docente de Filosofía.

¿Por qué es necesaria una ley de Interrupción Voluntaria de los Embarazos?

-Es importante cuando una legislación se hace cargo de situaciones que se presentan, el punto de partida para esta discusión es que hay datos y evidencia de que el aborto existe, que son prácticas que se realizan, que mueren mujeres por la precariedad en la realización de estas prácticas, y que la mayoría de esas mujeres que mueren son pobres, porque la clandestinidad trae como consecuencia un costo elevado, entonces la que puede pagar lo hace en un consultorio privado y quien no puede, accede a lugres que llevan a la muerte o a consecuencias graves. A partir de estas evidencias y hechos, que no son creencias, es necesario una ley que encuadre y de solución a estas situaciones. Por esto esta ley está pensada para dar respuestas a estas prácticas que son un problema de salud pública. Si no se hace legal, se está avalando que siga clandestino, favoreciendo a un negocio en detrimento de la vida de las mujeres.

Desde tu lugar de trabajo, ¿cuáles podrías definir como tres argumentos a favor de la aprobación de la ley de aborto legal?

-Como mujer y como docente de filosofía mi práctica tiene que ver con pensar y argumentar. El primer argumento es sin duda político, legalizar no es obligar, es un acto de justicia social y equidad sanitaria, no quiere decir que todo el mundo va a salir corriendo a hacerse un aborto y menos obligar a quien no quiera hacerlo. Lo que hace la ley es habilitar a través del derecho a tener derechos, en los mismos artículos de la ley se contemplan políticas de salud sexual reproductiva y educación sexual integral que son otros derechos fundamentales. Después se pueden agregar otros análisis, por ejemplo caracterizar la vida, donde puede haber distintas opiniones sobre estas cuestiones. En mi caso desde la filosofía argumento que la vida es un proceso que se da en toda fecundación, el cigoto es un ser vivo pero eso no significa que sea persona. La vida no es sinónimo de persona humana. En filosofía usamos los términos de acto y potencia aristotélicos, si nos preguntamos si el cigoto es una persona en potencia la respuesta es que no, porque sino con la placenta que tiene el mismo material genético diríamos que también lo es, -es una masa de células-, aparece la vida humana cuando hay un proceso de desarrollo del sistema nervioso central. Cabe aclarar que acá hablamos de argumentos filosóficos sobre diferencias de los seres vivos en general, sobre qué entendemos por persona, son consideraciones metafísicas que es lógico que en una sociedad democrática aparezcan pero lo que hay que entender es que el Estado no se puede guiar por ello sino por las leyes que no distinguen cristianos, judios, musulmanes, sino que regulan sobre temas públicos como la salud, y en este caso la salud de la mujeres y el derecho a decidir sobre su propio cuerpo. Sin ley se obliga a la clandestinidad y a que creencias particulares se impongan como concepciones generales de la sociedad, eso es dogmático.

¿Crees que la lucha por este derecho está instalada socialmente?

-La lucha está instalada absolutamente en la sociedad. Hay un accionar fundamental de las mujeres jóvenes. Las que somos de otra generación por ahí teníamos ideas pero costaba que se instalaran, los feminismos han logrado instalar cuestiones que atraviesan muchas generaciones, y es un orgullo.

Aprobada la ley, ¿cuáles son los desafíos para garantizar su efectiva aplicación?

-Va a haber que hacer un seguimiento en la implementación y que la objeción de conciencia no sea un artilugio para que las mujeres puedan acceder a este derecho, que se garantice que si hay personal objetor haya quien garantice el derecho, sin judicialización. Y la otra cuestión es la educación sexual integral, que tiene muchas trabas en su aplicación, es fundamental para prevenir, no tiene que ser frenada ni manipulada como suele suceder.

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