Yolanda Ortiz: no hay justicia social sin conciencia ambiental

Yolanda Ortiz: no hay justicia social sin conciencia ambiental

#Insurgentes I Hay una genealogía que nos permitió llegar hasta acá. En esta sección de Reveladas compartiremos biografías de mujeres y disidencias que se abrieron paso en sus territorios y apostaron a la lucha y el trabajo colectivo. Ellxs se plantaron en contextos hostiles, lucharon por los derechos de todxs y muchas veces fueron silenciadas por los relatos históricos. En el marco del Día Mundial de la Ecología recordamos a Yolanda Ortiz, pionera en los estudios medioambientales en el país y primera mujer en ocupar un cargo público en esa área en América Latina gracias a la Secretaría de Ambiente Humano creada en 1973 durante la tercera presidencia de Juan Domingo Perón. Su intento de conciliar los intereses económicos de la Argentina con la ecología y su condición de mujer le valieron duras críticas por parte del resto de los integrantes del gobierno y empresarios.

Por Cecilia Alonso / Profesora de Historia

“La Ecología es la única ciencia que en tanto ciencia llama a una toma de conciencia” Yolanda Ortiz, 2008

Yolanda Ortiz fue una científica y funcionaria argentina. Fue pionera en estudios medioambientales en el país y llegó a ser la primera mujer en ocupar un cargo público en materia ambiental en toda América Latina: la Secretaría de Ambiente Humano creada en 1973. Su vida es una historia de militancia por los derechos ambientales y por un modelo de desarrollo que no ponga en riesgo la dignidad humana. Buscó durante su gestión como secretaria conciliar los intereses económicos con la ecología, cuestión que le costó duras críticas por parte del resto del gabinete, quienes, además, desconfiaban de su capacidad de ejecución por tratarse de una mujer.

Yolanda nació en Tucumán a mediados de la década del veinte. Allí cursó sus estudios primarios y secundarios y a los 18 años debió migrar a Buenos Aires por cuestiones familiares.  En la Capital Federal se involucró con la Iglesia y las acciones del bien común que se desplegaban en los barrios populares. Al mismo tiempo, se inscribió a la carrera de Química en la Universidad de Buenos Aires siendo una de las pocas mujeres estudiantes de la época. Yolanda siempre remarcó que la elección de esta disciplina tuvo que ver con las posibilidades laborales y de ascenso social que esta le podía abrir, más que con algún tipo de motivación vocacional. De hecho, su inclinación por lo social siempre predominó por sobre su profesión y fue recién unos años después de haberse graduado que pudo conciliar estos dos campos, cuando ingresó a trabajar en la Dirección de Aduana y entró en contacto con el problema de la contaminación.

A partir de entonces, en la década del sesenta, Yolanda comenzó a interesarse por la cuestión ambiental en relación a los entornos laborales. Las condiciones insalubres en que trabajaban los obreros fabriles eran temas que no preocupaban ni al Estado ni a los empresarios dado que la visión predominante entendía que la contaminación industrial dentro y fuera del establecimiento era un problema menor e inevitable del proceso productivo. Yolanda decidió dar debate a este problema y hacer su aporte desde la Química para lograr entornos de trabajo más dignos. Realizó con el Ministerio de Trabajo un relevamiento de los ambientes laborales en las fábricas, se integró a un grupo de estudio sobre la calidad del aire en Buenos Aires y al movimiento ambiental de salud pública y, posteriormente, consiguió una beca doctoral en Francia que le permitió especializarse en el tema. Se formó al calor de los primeros debates ambientalistas, del “despertar ecológico” del Mayo Francés e hizo del ambientalismo un proyecto de vida.

En 1972 Perón lanzaba el Mensaje a los Pueblos y Gobiernos del Mundo, unos meses antes de la Cumbre de Estocolmo. Un escrito de vanguardia que ponía en el centro del debate a los patrones de producción y consumo, asociando al medio natural con lo humano, a la pobreza con el modelo de desarrollo, e invitando a pensar a la cuestión ambiental como un problema urgente e integral. De esta manera, Perón proponía incluir la perspectiva ambiental en la agenda pública y fue en este sentido que decidió crear, en su tercer mandato, la Secretaría de Recursos Naturales y Ambiente Humano de la Nación y nombrar como su secretaria a Yolanda Ortiz, quien se convertía en la primera mujer en ejercer un cargo jerárquico dentro de la administración pública en América Latina. Perón buscaba a una persona especializada el tema y ella llevaba ya 15 años como investigadora ambientalista.

Desde la Secretaría quedó a cargo de varias subsecretarías que eran encabezadas por varones, lo cual generó muchísima resistencia por parte de sus inferiores. Ella fue, de hecho, la única mujer en todo el gabinete presidencial. Su gestión fue fuertemente criticada por cuestiones de género y reiteradamente fue sometida a examen. A pesar de esto, Yolanda recuerda el entusiasmo y la iniciativa con los que encaró esos casi dos años de gestión. La secretaria de ambiente promovió varios proyectos y dio importantes discusiones, trató de conciliar la industria con el cuidado del ambiente, “la ecología con la economía” (Ortiz, 2013), por ejemplo, prohibiendo habilitaciones a empresas que incumplieran con el debido procesamiento de sus desechos. Su ambientalismo le costó enfrentamientos con el Ministerio de Economía –que estaba por encima de la Secretaría de Ambiente- desde donde le reprochaban ser “anti-industrialista” por poner trabas al desarrollo. Asimismo, forjó un acuerdo con el Ministerio de Educación para la formación de la ciudadanía en cuestiones ambientales.

Estas iniciativas quedaron truncas unos meses después de la muerte de Perón cuando debió dejar su cargo y exiliarse en Venezuela. La Secretaría de Ambiente fue finalmente disuelta por la última dictadura cívico-militar. La ex funcionaria siguió formándose en el exterior y regresó a la Argentina luego la recuperación democrática. Se incorporó como presidenta de la ONG ambientalista Centro Ambiental Argentino Cambiar, fue asesora del Consejo Federal de Medio Ambiente y de otros organismos públicos y ONGS. En 2017 fue reconocida con una Mención de Honor por la Cámara de Diputados y en 2018 por el Senado. Yolanda falleció en el año 2019 en Buenos Aires con 94 años de edad dejando un enorme legado de militancia ambientalista.

En 2020 se sancionó la Ley nacional n° 27592 que vuelve obligatoria la formación con perspectiva ambiental para quienes se desempeñan en la administración pública. Esta Ley fue denominada Ley Yolanda en honor a la trayectoria de la ex Secretaria de Ambiente de la Nación.

El presente artículo se basó principalmente en la entrevista que dio Yolanda Ortiz al diario Página 12 en agosto de 2013.

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