Redes feministas en Armstrong: tejer compromiso

Redes feministas en Armstrong: tejer compromiso

El feminismo -en sus distintas vertientes- representan uno de los movimientos más convocantes y transformadores de las últimas décadas. Su expresión más visible son las manifestaciones multitudinarias, pero detrás de ellas hay rabia y deseo de cambio que se traducen en proyectos concretos. Esta situación se reproduce en las grandes urbes, pero también en localidades más pequeñas donde mujeres y disidencias luchan para cambiar una realidad desigual a pesar de las múltiples trabas que se encuentran en el camino. Desde Reveladas presentamos la sección #Militancias, un canal de expresión para contar las historias de trabajo organizado de la región.

En diciembre del 2018 se realizaron concentraciones en distintos puntos del país reclamando justicia para Lucía Pérez -víctima de abuso y posterior asesinato en 2016- tras la absolución de los detenidos de los cargos de femicidio y violación. La falta de perspectiva de género en el poder judicial quedaba en evidencia, así como también la sensación de impotencia y desprotección debido a la falta de respuestas contra las violencias sexistas. En ese marco, la localidad de Armstrong no estuvo ajena, y la convocatoria se fijó a partir de cadenas de whatsapp en la Plaza Nona Rocha.

Allí, se reunieron más de 50 mujeres de una franja etaria que rondaba entre los 16 y los 60 años. “Velas. Carteles. Impotencia. Dolor. No necesitamos mucho tiempo para saber que además de estar ahí por Lucia estábamos también por todas las mujeres que mueren en manos de sus parejas o ex parejas”, afirma Evangelina Sanoni, referenta de Voces Feministas en diálogo con Reveladas. Ese primer encuentro fue el puntapié para el surgimiento de dicha organización santafesina. “Un grupo de mujeres autoconvocadas que ofrecen su tiempo y trabajo, de manera ad honorem, para pensar y trabajar cuestiones que atraviesan las distintas realidades de las mujeres y disidencias en la actualidad”, agrega sobre su lógica de funcionamiento.

Tras su conformación, el colectivo recibía información a través de mensajes sobre acosos, denuncias y escraches a habitantes de Armstrong. Hecho que motivó que muchas integrantes abandonen Voces frente a debates que se generaron dentro del grupo en torno a cómo proceder frente a dichas situaciones. «Nunca recibimos por ese medio una denuncia formal de una mujer violentada, el material compartido buscaba más bien un escrache. Y frente a ello, se decidió no compartir escraches por medios oficiales de Voces Feministas, dejando la libertad de que cada integrante pueda o no compartir en sus cuentas personales”, describen desde el colectivo.

El paso de los años posibilitó la realización de diversos proyectos y de un vínculo colectivo sostenido. Los objetivos han ido mutando, e incluso generado instancias de discrepancias, pero justamente de eso se trata, cuestionarse, re-preguntarse y seguir tejiendo redes. Entre su labor, enumeran la promoción y difusión sobre los derechos de mujeres y disidencias y el trabajo de prevención de violencias sexistas. A partir de estas líneas de trabajo Voces Feministas organiza actividades recreativas y artísticas como: recitales y lecturas, tertulias feministas, pintadas de murales y donaciones de libros a la biblioteca popular de la localidad. También han planificado talleres de formación como los conversatorios con profesionales y referentes de ESI, la promoción de información sobre violencias de género, y encuentros virtuales -en el contexto de pandemia- con otres profesionales idóneos. 

Mediante su trabajo el colectivo estableció vínculo con varios actores sociales de la localidad, entre ellas, el Área de Igualdad y Género de la Municipalidad, la Policía, instituciones educativas, el Concejo Municipal, el SAMCO local, un grupo de teatro y el Rotary Club Armstrong. Respecto a la implementación de la Educación Sexual Integral, sostienen que hay interés por su aplicación en los niveles superiores, pero no sucede lo mismos en los niveles inicial, primario y secundario, aunque tienen “conocimiento de experiencias individuales que se están llevando a cabo y que resultan esperanzadoras”.

Sin embargo, todavía hay un camino largo por recorrer, la falta de información en cuanto a la promoción de derechos sigue siendo una materia pendiente, en especial, a sabiendas que se mantiene una suerte de resistencia en gran parte de la población frente al protagonismo que han ido ganando en la localidad.  Aun así, sostienen que hay mucho por hacer no sólo por las generaciones venideras, sino por aquellas a las cuales conocen, por las injusticias en las que viven y por las que vendrán. “Intentaremos aportar nuestro granito de arena para la construcción de un mundo más justo, sabiendo que ello implica analizarnos y cuestionarnos social e individualmente”, reflexiona Evangelina. A largo plazo, el propósito del colectivo tiene que ver con sumar más voces y manos que trabajen y gestionen a la par, así como que quiénes ya forman parte de ellas puedan acercar nuevas ideas que posibiliten un mayor crecimiento de la militancia feminista en Armstrong.

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