La Ley 26.150 de Educación Sexual Integral (ESI), promulgada en octubre de 2006, formó parte de una política educativa asumida por un Estado que se comprometió con la responsabilidad de crear una normativa destinada a la adquisición y garantía de derechos. En este sentido, reconoce que lxs niñxs y adolescentes son sujetxs sociales y políticxs y expresa en su artículo primero que “todos los educandos tienen derecho a recibir educación sexual integral en los establecimientos educativos públicos, de gestión estatal y privada”. La Ley es clara. La ESI no es una opción, es una obligación, en tanto es un derecho.
En este mismo artículo se pone de manifiesto que el aspecto “integral” de esta normativa implica un enfoque anclado en distintas dimensiones constitutivas del sujetx como ser la biológica, psicológica, social, afectiva y ética. Este posicionamiento inhibe cualquier intento por reducir la ESI a una mirada netamente biologicista, amparada en un paradigma biomédico y con una lógica binaria. De hecho, esta nueva mirada, concibe a las sexualidades como un concepto amplio asumiendo que forma parte de una construcción socio-cultural e histórica, vinculada a aspectos relacionales y que comprende la subjetividad e identidad.
En este sentido, resulta imprescindible aclarar que el enfoque biologicista, biomédico y binario de la sexualidad sienta su matriz de pensamiento en los aportes de distintas ciencias como: “La biología, medicina, filosofía, derecho y la religión dogmática”, sostiene Diana Maffía, Doctora en filosofía y especialista en estudios de género.
Asimismo, la autora señala que se han construido tres enunciados que refuerzan este pensamiento: “Los sexos son sólo dos: masculino y femenino; las relaciones sexuales tienen como fin la procreación y la familia es una unidad natural”. De este modo, estas ideas permanecieron arraigadas durante siglos sin ser cuestionadas y naturalizadas, en términos sociales y culturales. Como contracara de lo antes mencionado, la ESI propone desnaturalizar y de-construir estas concepciones, discursos y prácticas enquistadas en la cultura patriarcal y heterocisnormativa.
Por una Ley provincial de ESI
En Santa Fe la ESI se empezó a implementar en 2008 a través de capacitaciones a lxs docentes y su posterior aplicación en las escuelas. A pesar de esto, los intentos de adecuar la normativa nacional, para garantizar su plena ejecución en todos los establecimientos educativos del territorio santafesino, a través de la sanción de una ley en la Legislatura provincial han fracasado.
En 2018 tuvo media sanción un proyecto que actualizaba la normativa nacional con las nuevas leyes de ampliación de derechos (Ley de Identidad de Género, Ley de Parto Respetado) pero el Senado nunca la trató, lo mismo sucedió con la ley de Educación Provincial que incluía la ESI. Ese año, uno de los principales lobbys para impedir su debate en la Cámara Alta fue impulsado por el movimiento antiderechos internacional “Con mis hijos no te metas”, que cobró fuerza a nivel nacional luego de la no sanción de la ley del aborto legal, seguro y gratuito; y en Santa Fe se nucleó detrás de la mediática -y actual legisladora- Amalia Granata en alianza con grupos conservadores católicos y evangélicos.
Ahora hay una nueva oportunidad. Semanas atrás la diputada provincial, del bloque Frente Progresista Cívico y Social, Gisel Mahmud contó que presentó un proyecto de ley provincial de ESI en la Cámara de Diputadxs, tomando el que ya se había presentado en 2018 por el legislador que conforma el mismo bloque, Paco Garibaldi, y que en su momento perdió estado parlamentario. “Nosotros retomamos ese proyecto, hicimos algunas modificaciones y lo volvimos a presentar. Las modificaciones son mínimas porque en general hubo un gran consenso”, explicó en diálogo con Reveladas Mahmud.
Además señaló que el propósito de esta ley es “formalizar el trabajo que la provincia ya viene sosteniendo”. En esa línea, la legisladora apunta a la responsabilidad del Estado en garantizar el derecho a la Educación Sexual Integral: “El proyecto busca promover y ampliar derechos de las niñas, niños y adolescentes en recibir información sobre diversidad sexual, sobre los derechos sexuales y reproductivos. Poder detectar situaciones de vulneraciones de derechos y violencias, y a partir de eso saber cómo denunciarlo. La comunidad educativa juega un rol importante en ese sentido”.
La diputada reconoció la necesidad de la participación de los Centros de Estudiantes en las instituciones educativas y sostuvo: “Entendemos que es importante que tengan un rol los Centros de Estudiantes. El estudiantado y la comunidad educativa son los actores que muchas veces están más cerca de las situaciones que viven los propios niños y adolescentes”.
El proyecto propone la creación de un programa específico de Educación Sexual Integral en el Ministerio de Educación con un equipo de profesionales provenientes de distintos campos disciplinares y con formación docente específica en “sexualidad, perspectiva de género y derechos humanos”. “Queremos trasladar la ESI a todas las instituciones educativas como ya funcionaba, a partir de capacitaciones docentes y de tener equipos especializados en el tema. Nosotros creemos que la experiencia en Santa Fe ha sido positiva”, comentó Mahmud.
Por otra parte, manifestó que existe una demanda concreta de las instituciones educativas en relación a la adquisición de herramientas para el abordaje de situaciones donde se vulneran los derechos de niñas, niños y adolescentes que son víctimas de abusos. En este sentido, el proyecto de Ley propone que el Ministerio de Educación en conjunto con el Ministerio de Salud y el de Desarrollo Social tendrían la función de: “Informar y concientizar para la prevención y denuncia de la violencia en todas sus manifestaciones, abuso sexual, trata de personas y delito contra la integridad sexual”.
La representante política tomó como ejemplo la situación de una niña de Santiago del Estero a la que “se le negó un aborto en una causal legal. Si una niña está embarazada es porque es una violación. Con la Educación Sexual Integral efectivamente podemos evitar embarazos no deseados, maternidades forzadas, podemos trabajar para que la maternidad efectivamente sea una elección de las mujeres, no cuando son niñas”.
Por último, Mahmud expresó su opinión sobre la posibilidad de obtener los consensos necesarios en la Legislatura para la aprobación de este proyecto, a lo que se aventuró a señalar que se siente optimista que en Diputadxs se apruebe porque la mayoría de los bloques sostienen la misma idea en relación a la necesidad de esta ley; pero es en la Cámara de Senadorxs “donde tenemos la traba. Todavía no hemos tenido ninguna conversación con los senadorxs, aunque en general vemos una apertura mayor del Senado en algunas cuestiones”.
La ESI en las voces de las estudiantes
La escuela es una -sino la única- de las instituciones que tiene la legitimidad y autoridad para transformar la realidad cultural de lxs distintxs actorxs sociales. Es decir, tiene la potestad de trabajar sobre la detección y erradicación de situaciones de violencia que afectan a niños, niñas y adolescentes y el consecuente acompañamiento a lxs mismxs.
En esta misma línea, es necesario reconocer que es la escuela el espacio donde lxs actores sociales se sienten escuchadxs y con la confianza suficiente para poner en palabras aquello que sienten. Al respecto, desde los lineamientos y contenidos de la ESI, se trabaja fuertemente la prevención de situaciones violentas habilitando también la posibilidad de identificar y reconocer prácticas abusivas.
Reveladas entrevistó a tres estudiantes con el propósito de recuperar las voces de quienes son referentas de los Centros de Estudiantes de distintas instituciones educativas. Escucharlas resulta imprescindible para reflexionar sobre sus militancias, deseos, necesidades y conocimientos.
Irene Ponzio asiste al cuarto año en la escuela Nigelia Soria, actualmente se encuentra ocupando el cargo de presidenta en el Centro de Estudiantes. Tanto Irene como sus compañerxs conciben a la ESI como una herramienta que posibilita la transformación social y cultural como así también de enorme importancia en la formación de todxs lxs sujetxs. “La Educación Sexual Integral es una bandera que levantamos constantemente, la creemos muy importante para la educación de la sociedad y también consideramos que es la herramienta que ayuda a hacer cada vez más posibles otras banderas que levantamos desde el Centro de Estudiantes como la del movimiento Ni Una Menos, la del orgullo LGBTIQ+ y la del aborto legal, entre otras”, expresó la joven.
Irene cree que la implementación de la ESI implica distintas luchas que se deben dar al interior de la sociedad como así también en términos individuales. Esto implica revisar la propia historia individual y la colectiva. En este sentido, la presidenta del Centro manifestó que “la ESI sugiere nuevas formas de enseñar y aprender y también propone replantear a nivel personal y grupalmente las formas de relacionarnos con lxs otrxs y con nosotrxs mismxs. Apela mucho a la formación propia y al cuestionar estándares o estructuras sociales establecidas hace mucho tiempo”.
En relación a la institución educativa, la estudiante comentó que la ESI se implementa en asignaturas como Formación Ética y Ciudadana, Construcción de Ciudadanía, Biología, entre otras y que usualmente se la trabaja únicamente bajo el formato de talleres o charlas, “donde una persona explicaba mientras lxs alumnxs asentían con la cabeza”. A la vez que sostuvo que desde el alumnado continuamente se exige la implementación de la Ley en el trabajo pedagógico porque “nos interesa educarnos y formarnos, creemos que es una gran necesidad y no nos interesa quedarnos de brazos cruzados. Desde el Centro proponemos espacios de formación como actividades o charlas en donde intercambiemos entre nosotrxs o con la persona que invitemos a la actividad. Entendemos que nuestro rol no es suplir al Estado, sino que nos interesa invitar a la formación política sobre todo con los temas que tienen relación con las luchas que llevamos adelante. Sin ESI no hay Ni Una Menos”, señaló Irene.
Por último, la presidenta del Centro de Estudiantes de la escuela Nigelia Soria puso de manifiesto que exigen la correcta implementación de la ESI desde el trabajo cotidiano dentro del aula hasta las actividades y movilizaciones e insistió que esas demandas están dirigidas al Ministerio de Educación. En este sentido, agregó que “existe un pensamiento instaurado en la sociedad en donde se sostiene la imagen de que lxs docentxs saben y lxs alumnxs no, pero creo que es muy importante cuestionar eso. No somos lienzos vacíos en los que pintar. Sí es cierto que la escuela aporta mucho a nuestra formación, pero también lo hacen todos los otros espacios a los que concurrimos o las cosas que buscamos”.
Valentina Terrazzino cursa el quinto año del Colegio del Sol y es la vicepresidenta del Centro de Estudiantes. Contó que desde la Comisión Directiva del Centro siempre tratan de abordar temáticas vinculadas a una perspectiva de género. “Notamos interés por parte del alumnado. Además, suelen insistirnos con que sigamos abarcándolas. Tratamos de trabajar mucho sobre la concepción de que la ESI no se enfoca únicamente en la relación sexual (como acto sexual) y los cuidados que la rodean, sino, a diferencia de lo que se piensa, está relacionada con la implicancia de nuestros derechos, el consentimiento, la identidad, expresión, entre otros temas que nos atraviesan como seres políticos que somos”, manifestó Valentina.
Además comentó que el mayor abordaje con respecto a la ESI fue a través de la asignatura Biología. “Hemos tenido clases donde trabajamos la ESI desde un punto de vista biológico y se han tratado temas como, por ejemplo: los anticonceptivos, la menstruación. Pero nunca en profundidad o con perspectiva de género”, opinó.
La estudiante agregó que desde el Centro de Estudiantes son conscientes que desde el equipo directivo existen intenciones de implementar la ESI generando mecanismos para su abordaje: “Estamos en el proceso del armado de actividades conjuntas, entre el cuerpo directivo y la comisión directiva del Centro de Estudiantes, para darle una perspectiva de representación estudiantil, que tal vez debido a nuestro contexto actual empecemos a trabajar desde la virtualidad. Confiamos en que serán de forma mancomunada entre estudiantes, docentes y cuerpo directivo, para así también englobar los intereses de todas y todos”, finalizó.
Por su parte, Iara Galadriel Götzl cursa el cuarto año de la escuela Dr. Francisco Gurruchaga. Es presidenta del Centro de Estudiantes, sostiene que la ESI es una de las banderas que más fuerte levantan desde el centro. “Siempre buscamos poder dar el debate y militar la implementación de una Educación Sexual Integral desde la transversalidad. Porque pensar la transversalidad implica replantear la forma de educar. Este replanteo puede girar en torno a la forma y el cómo se nos dan los contenidos o tratar de de-construir el androcentrismo en relación a cómo fue construida la historia oficial por ejemplo o la relación docente- estudiante”, afirmó la estudiante.
En relación al proyecto educativo institucional, Iara celebra que desde el equipo de gestión siempre se promovieron espacios para el debate y se habilita la palabra en torno a la ESI pero cuestiona que se deja a criterio de lxs profesorxs su efectiva implementación. “Cuando se habla de una educación construida desde una perspectiva de género, hablamos también de una posibilidad de modificar la cultura dentro de las escuelas. Es decir, generar instituciones cada vez más amplias, integradoras y respetuosas con las distintas identidades; transformar los lineamientos educativos construidos alrededor de una alo-cis-hetero-mono-norma. Pensar de esta forma la ESI, no significa que venga la docente y que dé cinco contenidos, sino cuestionar qué es lo que va a hacer con esa norma y qué vamos a hacer todxs con esta norma dentro de la escuela”, enfatizó.
“Solemos decir que la ESI es garante de justicia social porque funciona como redistribuidora del poder del conocimiento y la palabra, porque plantea que no hay una sola forma de ser y sentir. En consecuencia, termina rompiendo con las estructuras, tan fuertes, acerca de que el conocimiento es uno y lo tienen únicamente lxs docentxs”, remarcó.
Por último, la adolescente concluyó: “La ESI es una real conquista y es una herramienta que nos da la escuela pública. Serán pocos los espacios de discusión y de correcta implementación, pero están, y tenemos que seguir luchando para que cada vez sean más los espacios y más efectivos”.
La Educación Sexual Integral entendida como un proyecto ético y político-pedagógico concebida desde un necesario compromiso con una perspectiva de género y derechos humanos, puede aspirar, en palabras de Graciela Morgade, a la “emancipación, justicia social, igualdad y ampliación de derechos”.