La cancha también es de ellas

Un 21 de agosto pero de 1971, un grupo de mujeres marcó un antes y un después en la historia del fútbol femenino de nuestro país. La selección femenina argentina se alzaba con un triunfo por 4 a 0 ante Inglaterra en el estadio Azteca. Los cuatro goles, marcados por la pionera Elba Selva, fueron durante la Copa del Mundo dicho año.
49 años después, el Congreso de la Nación sanciona con fuerza de ley que el 21 de Agosto sea el Día de la Futbolista, proyecto presentado por “Las Pioneras” para conmemorar la hazaña de Elba y visibilizar la trayectoria y labor de todas las jugadoras del país.
Las Pioneras es un grupo formado por la ex jugadora Lucila Sandoval -quien participó del Mundial de 1971- que se propuso rescatar su historia y las de todas sus compañeras. En comparación con sus colegas varones de la época, poco se conoce de la historia de las mujeres que participaron por primera vez de una Copa del Mundo. Elba Selva, Marta Soler, Betty García, Teresa Suárez, Zunilda Troncoso, Lucila Sandoval, son nombres que han dejado una marca histórica en el fútbol femenino de nuestro país pero aun así se las ha invisibilizado por el estereotipo cultural y social de que las mujeres no pueden jugar fútbol o no saben cómo mover la pelota.

El libro “Que Jugadora. Un siglo de Fútbol Femenino en la Argentina” escrito por la periodista Ayelén Pujol y publicado en el año 2019, surge como reclamo para que se visibilice la historia del deporte jugado por mujeres y disidencias, marcando el paso para que en Argentina haya un fútbol feminista, profesional y disidente. En los capítulos del libro, la periodista y jugadora amateur tomó reseñas y entrevistas a Las Pioneras, Mónica Santino, Maca Sánchez, Higui, Amalia Flores, entre otras, que cuentan sobre las emociones que les genera jugar al fútbol, así como también las desigualdades que se dan entre hombres y mujeres ejerciendo la misma profesión. Pujol también rescata el testimonio de las comunicadoras (como el de la periodista Ángela Lerena) que trabajan hace años cubriendo los partidos y el ninguneo que muchas veces sufren por parte de los medios y de sus compañeros hombres, así como también la falta de paridad de género que existe en los programas de radio y televisión deportivos.
Durante todos estos años, las jugadoras de fútbol han padecido la prohibición de realizar una práctica atribuida únicamente a varones, ya sea por la falta de inversión de muchos clubes para el desarrollo del deporte, el desplante de jugar con ropa usada o donada (de los equipos masculinos), y ni hablar de la paga de los viáticos, que solo en algunos clubes se tenía en consideración. Esto generó desazón en aquellas que querían practicar el deporte, algunas tomaron la decisión de emigrar hacia otros países en donde se tenía mayor consideración a la práctica femenina, otras abandonaron el campo de juego.
Entre otras cosas, las mujeres que se han dedicado al fútbol y las que recién comienzan son comparadas con grandes figuras del fútbol masculino como Maradona, Messi, Riquelme, Gatti, cuando en realidad podrían compararse con Flores, García, Soler, Selva; al desconocimiento de nuestras pioneras se suma el peso de la “masculinidad” en este deporte, en donde hay por un lado “referentes masculinos” y por otro mujeres descalificadas por practicar fútbol.
Mónica Santino, ex jugadora y referenta de “La Nuestra – Fútbol Feminista” de la Villa 31, expresa en el libro escrito por Ayelén: “Creo que el deporte estaba tan escrito por hombres, tan para varones, que las propias feministas lo desdeñaban como algo menor, que veintidós boludos corren detrás de una pelota… y jugar fútbol es muy importante, y me parece que en este momento histórico, el apoyo del movimiento de mujeres es un espaldarazo que ayuda un montón a todas las que venimos jugando al fútbol desde hace tanto. Ahora las canchas también son nuestras”.
La lucha comenzó a fortalecerse y ser más visible a partir del año 2018, en la Copa América disputada en Chile. La Selección Argentina de Fútbol Femenino, que en el 2006 le ganó a Brasil consagrándose campeona de dicha copa, reclamó ante el destrato sufrido por parte de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) debido a que no les armaban partidos de preparación, las ninguneaban para negociar los viáticos y no les otorgaban lugares de entrenamiento acordes a las necesidades del equipo. Bajo el gesto del “Topo Gigio” (llevarse las manos detrás de las orejas) popularizado por Juan Roman Riquelme, las jugadoras de selección, previo al juego contra Colombia, se manifestaron: “queremos ser escuchadas”.
En enero de 2019, la jugadora Macarena Sánchez quedaba en condición de libre en el club en donde jugaba, UAI Urquiza, viéndose imposibilitada a ser parte de otro plantel. Maca, como consecuencia del desplante que había sufrido y cansada de una desigualdad de años, se puso al hombro la lucha por la profesionalización del fútbol femenino en Argentina pidiendo a UAI Urquiza y a la AFA que se la reconociera como trabajadora. En marzo de ese mismo año Claudio “Chiqui” Tapia, presidente del ente rector del fútbol en nuestro país, firmó un acuerdo para que el fútbol femenino argentino sea profesional, lo que implica que las jugadoras tendrán contratos firmados, rentados y accederán a leyes sociales, contemplando también la mejora de las canchas y los vestuarios. Hasta el momento, se permiten sólo ocho contratos profesionales en el plantel femenino de cada club.

El pasado 11 de agosto se firmó un acuerdo para que sean televisados de forma gratuita en la TV Pública y en Deportv todos los partidos de primera división del fútbol femenino, campeonato que se disputa desde el año 1991. Actualmente, Rosario Central es el único equipo de Rosario que está en primera. Este es otro logro de las jugadoras que luchan a diario por una visibilización del deporte jugado por mujeres, además de los ingresos económicos.
“Cuando salió a la luz lo de mi reclamo, había gente que no tenía ni idea que existía el fútbol femenino. Hoy el debate está instalado en la sociedad. Y eso ya no tiene vuelta atrás. Es una bisagra en la historia. Lo que pedimos nosotras no es cobrar millones de dólares o ganar lo mismo que Messi. Queremos condiciones básicas para desarrollar la actividad de la misma manera. Un fútbol en donde no tengamos que vender rifas para poder bancarnos, que nos permita vivir dignamente. En ningún momento se me dio por callarme, cuestionarme. Nada de eso. Yo me quedo acá a dar esta pelea. Porque el futbol va a ser feminista, disidente y profesional” expresó Maca Sanchez en el libro “Que Jugadora” de Ayelén Pujol.
En esta lucha histórica, el fútbol femenino sigue dando pasos en busca de la igualdad.
Ph portada @ro.pumar