#MujeresSindicalistas | Las mujeres sindicalistas están y no desde hace poco tiempo, en el día a día de la vida gremial, son parte, se organizan, luchan y conquistan lugares de decisión y conducción, aún contra todas las barreras existentes y siempre junto a la potencia colectiva de otras mujeres y disidencias. En esta sección charlamos con mujeres sindicalistas -de la ciudad y el país- para conocer sus historias, cómo se ensamblan sindicalismo y feminismo, cómo recuperar el poder adquisitivo de los y las laburantes, cuáles son los desafíos para la unidad y la construcción de un programa propio del movimiento de trabajadoras y trabajadores.
Gabriela Cericola es trabajadora, militante lucifuercista y actualmente tiene a su cargo el Área de Relaciones Intersindicales, Derechos Humanos, Género e Igualdad del sindicato de Luz y Fuerza de Rosario. En una entrevista exclusiva con Reveladas asegura que creció escuchando en su casa la marcha del sindicato al que perteneció toda su familia, habla de una historia de bombos y luchas como la resistencia ante el proceso privatizador de la década del ‘90, destaca la unidad que las mujeres sindicalistas supieron construir en la ciudad, así como los avances en un sector masculinizado y la labor que realizaron como esenciales en pandemia.
-¿Cuándo comenzó tu etapa laboral y cómo te sumaste a la militancia gremial?
-Mi primer trabajo fue a los 15 años con mi hermano en una empresa de serigrafía mientras por la tarde terminaba el secundario. Era sobre todo para comprarnos ropa y para nuestros gastos, venimos de una familia que siempre laburó. Hace 11 años estoy en la Empresa Provincial de la Energía (EPE) y acá empezó más fuerte mi militancia, si bien había sido delegada en Promoción Social de la Municipalidad, acá pude desarrollarme de otra forma.
Vengo de familia lucifuercista, es algo que se va transmitiendo de generación en generación, es el sentido de pertenencia, estaban mi mamá, abuelos, primos y luego me sumé también a trabajar y militar. Comencé militando en la mesa de mujeres, en ese momento se hacían los típicos arreglos florales hoy tan cuestionados, las cenas de día del jubilado y esas cosas estrictamente sociales, no digo que ya no se hace más pero se realizan de forma más pareja entre todos.
-¿Cómo es la participación de las trabajadoras en el sector?
-En porcentaje estamos en un 85 y 15 por ciento de trabajadores y trabajadoras respectivamente, desde el 2006 se viene trabajando para que las compañeras ingresen a los sectores manuales que estaban vefados, antes era la mujer administrativa-comercial y el hombre en el sector manual, ahora tratamos de ver a quién le toca el puesto y después evaluar con higiene y salud si puede o no la persona, pero no por su género.

-¿Cómo es la participación sindical para una mujer?
-Siempre hubo compañeras que estuvieron participando aunque estaban más invisibilizadas, pero desde ahí se va transmitiendo esto de activar más, y se agregan las ganas propias de cada una. Somos muchas, siempre están las cuestiones familiares y cotidianas que limitan, pero hoy somos muchas compañeras en el secretariado, tenemos nuestro primer equipo de fútbol, estar acá es militancia y convicción. En el 2015 nos juntamos con compañeras de otros sindicatos para hablar distintos temas y trabajar agendas en común, empecé a participar de la Mesa de Mujeres del Movimiento Sindical Rosarino (MSR) y de la Intersindical por la Ley Micaela, y hace dos años abrimos en el gremio la Oficina de Relaciones Intersindicales, Derechos Humanos, Género e Igualdad, que tengo a cargo.
Muchas compañeras nos allanaron el camino y nos permitieron estar acá, fuimos a los codazos, nos falta mucho, por ejemplo lograr el pago de guardería para los compañeros hombres y también extender licencias por paternidad para redistribuir cuidados, pero hemos avanzando.
«Siempre hubo compañeras que estuvieron participando aunque más invisibilizadas, pero desde ahí se va transmitiendo esto de activar más, hoy somos muchas compañeras en el secretariado, tenemos nuestro primer equipo de fútbol, estar acá es militancia y convicción. En el 2015 nos juntamos con compañeras de otros sindicatos para hablar distintos temas y trabajar agendas en común»
-¿Cómo se fue dando esa articulación con mujeres sindicalistas de otros gremios?
-Rosario fue foco fundamental para canalizar cuestiones conjuntas, de mujeres y del movimiento obrero en general. Durante el neoliberalismo macrista fuimos resistencia y las mujeres marcamos más la unidad con una mesa permanente donde hubo mucha generosidad a la hora de decir ‘qué te falta’, ‘qué necesitas’, ‘te paso lo que tengo’, siempre se habló en conjunto más allá de las diferencias.
Con la mesa del MSR hemos participado en el armado de Ley Micaela exigiendo la incorporación de los sindicatos en su aplicación, también con charlas de derechos humanos, fomentando la concientización. Institucionalmente en el sindicato venimos desarrollando la Ley Micaela, ya 120 compañeros de comisiones están capacitados.
-¿Cómo fue el trabajo en pandemia?
-En pandemia todos nos adaptamos y en todos los aspectos, había que salir, acompañar, contener, la tecnología vino avasallante, hubo miedos e incertidumbre, hemos tenido picos de contagios en las actividades manuales, era preguntar constantemente cómo estaban, porque estamos acostumbrados al abrazo y acá era todo por mensaje, a la distancia. Fue angustiante pero se llevó adelante por el grupo humano.

-¿Cuáles son los desafíos para recuperar el poder adquisitivo de los trabajadores y trabajadoras?
-El poder adquisitivo se pierde ante la inflación que avanza y que impide que se llegue a una calidad de vida más tranquila, siempre seguimos peleando para no perder nada, y luchando por la economía y la salud, por ejemplo generamos líneas Covid propias, en todo este tiempo los procesos paritarios se fueron dando en tiempo y forma pero la desestabilidad general afecta el bolsillo.
-¿Qué importancia tiene la vida gremial para un trabajador/ra?
-’Sindicato estilo de vida’ dice mi hijo y es así. Es estar siempre, en todo momento, es lo que tenemos incorporado, todas las mañanas tenemos que poner un poquito para que todos se sientan parte y sigan defendiendo sus derechos. La pandemia reflejó todas las tareas y ámbitos que funcionan en el día a día sindical como la asistencia alimentaria y la asistencia de salud en localidades del interior, se abrieron las puertas de otra manera, fue la gran casa de contención y respuestas que todo trabajador y trabajadora. Por eso creo que el camino presente y futuro tiene que ser siempre sumar en beneficio del colectivo.