Tambores: música por fuera de los cánones

Tambores: música por fuera de los cánones

“Que te den clases sentades en un banco es lo peor que puede haber para la música, así los cuerpos se empiezan a estructurar, tal como lo requiere la sociedad” analiza críticamente Luciana sobre las metodologías de enseñanza en el nivel medio.

Hay otras formas de aprender y hacer música reflexionan desde Fieras Sambareggae, un bloco transfeminista de Samba Reggae, que irrumpió en la escena cultural local, y demuestra su potencial militante en cada marcha del calendario feminista y en sus respectivos talleres. 

Fieras nació en agosto del 2019, momento en que Luciana ingresa como parte de la dirección musical. Si bien el Colectivo tomaba clases en La Pegada, con grupos mixtos, “había una necesidad personal de encontrar el propio espacio de militancia desde el tambor”. Tenían en mente concentrar para el 8M del 2020, pero por cuestiones organizativas pudieron hacerlo recién el 3 Junio. “En ese momento éramos entre 10 y 12 compas, hoy en día somos 16”, reconoce la entrevistada. Al tiempo que Lucía, otra de las integrantes del espacio, agrega que “en el origen eran todas mujeres autopercibidas como tales, ahora somos un bloco conformado por mujeres y disidencias”.

La «Mamá vieja», una de las salas más grandes de la ciudad es su hogar. Allí descansan los tambores y transitan gran parte de la semana ensayando y brindando talleres. A su vez, el espacio también alberga a otras agrupaciones relacionadas con el mundo del tambor como el afrocubano, colombiano y el propio samba reggae.

Las Fieras entienden que el lenguaje musical del tambor forma parte de nuestras raíces y que seguir sosteniendo el imaginario de una población argentina «blanca y eurocentrada» es continuar negando la identidad de los propios antepasados. Además, remarcan que no se trata sólo de música “se transmite una cultura de hermandad y compañerismo, que va más allá del tambor. Hay un rescate de la tradición de las comunidades afrodescendientes, un reconocimiento a su lucha, porque nuestra Argentina es mixta” afirman.

Ph Florencia Carrera

Los talleres

En las salidas a los parques públicos a ensayar, la gente comenzaba a consultarles si daban talleres. Si bien reconocen que en un principio no se animaban, terminaron probando, y realizaron el primer lanzamiento en el 2020 -primer año de pandemia- con capacidad limitada. Los retrocesos y los avances en la emergencia sanitaria dificultaron mantener esa primera convocatoria.

Sin embargo, en octubre del 2021 pudieron concretar nuevos talleres y los grupos se mantienen en la actualidad, «alrededor de 45 personas toman clases». Si bien los talleres son abiertos a la comunidad, cuesta ver hombres cis, entieden que “es una cuestión de la representación, que una mujer pueda enseñarles es un montón y más en el mundo del tambor, ya que nosotras mismas nos hicimos en un camino plagado de hombres” reflexiona Luciana.

Por otro lado, remarcan que dichos talleres no requieren de formación previa. Al contrario, dejan entrever “múltiples mixturas” ya que hay quienes tocan la batería, otres la guitarra, y otres ningún instrumento, y sobre ello comentan: “a veces nos dicen que de música no saben nada y eso no es así, vos escuchas música, cantás lo que suena en la radio, por lo tanto noción musical tenemos todes”.  En ese sentido, a Fieras le interesa poder recuperar aquella libertad de nuestros cuerpos como en los niveles iniciales de educación “en el jardín bailás, saltás y jugás, eso aún sigue en nuestro interior, sólo hay que dejarlo florecer” reflexionan.

Esa compleja cultura

Mucho se habla del protagonismo de la cultura en nuestra ciudad, pero ¿qué cultura? Hay una cultura más hegemónica, y el tambor es “ruido molesto”, repiten a lo largo de la entrevista.

“Hay compañeres de otros bloques que ensayando en el parque Yrigoyen, y teniendo el permiso municipal son denunciados por vecines, e inmediatamente la guardia municipal aparece” aseguran. “Lo que hacemos es cultura y es al aire libre, es abierto y popular”, agrega Lucía. Entienden que no sólo se trata de la falta de espacios de participación colectiva que no se generan desde el Estado, sino también de la «mala» representación social que acarrean los tambores.

Sumado a ello, la post pandemia y la crisis económica  han calado fuerte y muchos espacios artísticos han cerrado. Además, “se convoca a gente de afuera, que no estamos en contra, pero acá somos muches artistas queriendo aportar a la cultura local, ¿cuándo se va a abrir ese abanico?” enfatiza Lucía. A dichas limitaciones, se suman otras cuestiones burocráticas que terminan por desanimar a les artistas. “En nuestro caso, también tenemos la problemática de los DB -decibeles- no todos los espacios habilitan a que caigamos con 16 tambores, y muchas veces tenemos que ir con el bloco reducido, obvio que se entiende al interior del colectivo”, suma Luciana.

Ph Florencia Carrera

En ese contexto, las Fieras siguen apostando a lo colectivo y planean poder abrir nuevos cupos en los talleres. “Esta bueno poder seguir apostando a la formación interna del grupo, al igual que producir trabajo para compañeres. Además, esta época del año es nuestro plato fuerte, entre cumples, eventos y marchas” concluyen orgullosas.

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