Parir en casa: informarse para elegir

Parir en casa: informarse para elegir

Bajo el lema Muchas formas de parir, los mismos derechos, se celebra la Semana Mundial del Parto Respetado, con el objetivo de concientizar a las personas gestantes y la sociedad en general sobre la importancia de garantizar nacimientos respetuosos. En este marco, desde Reveladas charlamos con diferentes profesionales para conocer aún más sobre el Parto planificado en domicilio (PPD), una de las opciones elegidas por algunas personas gestantes y su círculo afectivo para parir, bregando por la confianza, la comodidad y el respeto de los tiempos de cada quien.

En Argentina, además de la Ley N° 25.929 de Parto Humanizado, en donde aún con norma en mano se sigue luchando por el respeto e integridad tanto en la gestación como en el parto y posterior puerperio; existen una multiplicidad de asociaciones y organizaciones que buscan brindar herramientas a las familias para elecciones más libres y conscientes, partiendo de la base de una correcta información.

Ningún “versus”

“En la historia de la humanidad, el parto y el nacimiento han sido siempre acontecimientos en la vida de la familia que se caracterizan por su intimidad, su sexualidad, y por ello, ocurrían siempre en el domicilio. Además, era un evento en donde la mujer se acompañaba de otras pares que ya habían pasado por esa situación. A raíz de la medicalización generalizada del parto y el nacimiento, que son procesos totalmente fisiológicos, esto se fue perdiendo”, detalló a Reveladas, Ofelia López, miembro de Doulas de Rosario. Cabe destacar que, el mismo respeto a esos procesos y a esa intimidad, deberían estar garantizados también en una institución en caso de elegir parir allí.

Sobre ello, la psicóloga perinatal Lucía Brienza aseguró: “Una persona debería poder parir en el hospital, en una institución, casi de la misma manera en que podría hacerlo en su casa. Lo que impacta tanto en la mujer como en su bebé es cómo son tratados, qué intervenciones se les realiza. No deberían apurarse los tiempos ni realizarse intervenciones innecesarias”.

Por ello, la contraposición “domicilio” e “institución” sólo sirve para seguir fomentando una grieta que pierde el foco de la real lucha: el respeto por las decisiones y los cuerpos. “Este ‘versus’ que se generó, nada tiene que ver con la ciencia ni con la medicina, ni con este criterio tan sesgado y aleatorio al que se llama ‘seguridad’. De hecho, es una cuestión política e ideológica. La evidencia científica y metodológicamente confiable viene hace décadas estableciendo que el PPD de iguales condiciones obstétricas (deben ser gestaciones de bajo riesgo) es igual de seguro que un parto en una institución, con la diferencia de que el parto en domicilio tiene un plus en el bienestar integral de la gestante y la criatura por el lugar de autonomía y soberanía que construyen quienes eligen dónde parir, ya que la primera cuestión que se ve en un PPD es que se trata de una elección libre y autónoma”, relató Violeta Osorio, feminista, activista e integrante del Observatorio de Violencia Obstétrica de Argentina.

No callar nuestras voces

El parto, que históricamente era un espacio femenino, fue convirtiéndose en un lugar ganado por la medicina “en nombre del cuidado de la mujer”, tal como menciona Brienza. Apelando a esos presuntos cuidados, los cuerpos y su psiquismo han recibido mucha violencia.

Es por ello que, se elija donde se elija parir, será fundamental que las gestantes perciban autonomía y libertad en sus elecciones. “No es lo mismo iniciar el devenir madre desde la certeza del ‘yo pude, yo elegí’, siendo conscientes de nuestra potencia y capacidad, a iniciar el vínculo diciendo ‘no estoy apta, soy peligrosa, casi mato a mi hijo porque no sé pujar’”, subrayó Osorio.

A partir de la Ley de Parto Humanizado, el campo de la salud se ve inmerso en un cambio de paradigma, sobre todo respecto del trato y la escucha. Allí, el lugar elegido para atravesar el parto no debe ser un motivo para no recibir la atención necesaria. Sobre ello, el Licenciado en Obstetricia (partero) e integrante del Observatorio de Violencia Obstétrica Argentina, Francisco Saraceno, agregó: “La atención debe ocupar un lugar de asistencia, de escucha, de poder acompañar y asistir a las familias abriéndoles un abanico de cada vez más información, estando ‘al servicio de’, que es un poco lo que juramos cuando nos recibimos. Hay que dejar de juzgar, señalar y adoctrinar”.

Y agregó: “Tanto quienes asistamos partos en domicilio como en instituciones, o en el caso en que tengamos que recibir algún traslado de algún PPD, tenemos que estar capacitados y sensibilizados sobre todo esto. El respeto es un derecho y no una elección”.

Planificar en casa

A raíz del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio por la pandemia por Covid-19, se observó que nuevas familias decidieron probar el parto en domicilio junto a equipos que acompañaron estas decisiones. Sin embargo, sigue siendo un 1% en Argentina que opta por esta alternativa, en muchos casos, por falta de conocimiento.

Influencers y celebridades fueron actores y actrices claves para comenzar a mediatizar esta opción a raíz de contar sus experiencias, aunque allí se pone en juego el privilegio de la accesibilidad, principalmente por encontrar coberturas acordes y, en caso de requerir la participación de una institución para finalizar el proceso, no recibir ningún tipo de objeción por intentar parir en sus casas.

“Hablar de accesibilidad es clave. Hay experiencias en partes de Francia, Alemania o el Reino Unido en donde, cuando una mujer solicita la asistencia de un parto en casa, el equipo dentro del sistema de salud sale de la institución, asiste en área programática a esa familia y a esa mujer. Eso es algo que en Argentina no existe todavía”, comentó Saraceno.

Actualmente en el país la planificación comienza con una serie de encuentros previos de la familia con quien asistirá el parto, en donde se conoce a la persona gestante, a su entorno, la casa, en un proceso personalizado de extrema confianza. “Esto es, principalmente, porque si yo realmente considero que hay que continuar en una institución las familias tienen que confiar en mi criterio”, resaltó la Licenciada en Obstetricia y directora de la Maternidad Martin, Marcela Abello, quien también acompaña partos planificados en domicilio en la ciudad.

Sobre su experiencia, relató: “Cuando alguien me llama por teléfono en la búsqueda de un PPD, tengo que escuchar por qué busca ese tipo de nacimiento ya que en muchos casos hay historias de miedo o experiencias malas que se han sufrido en instituciones y el PPD aparece como una cuestión de protección, y todo eso tiene que irse desglosando y deconstruyendo. La prioridad de un PPD debe ser un encuentro y un nacimiento elegido conscientemente, pero no debería ser ni una revancha ni una pelea personal, por eso charlamos tanto”.

Las instituciones también deben figurar como una posibilidad de acompañamiento, incluso desde antes del parto: “En mi caso no realizo partos domiciliarios sin contar con una institución por detrás, porque necesitamos que se pueda hacer un seguimiento estándar durante la gestación para saber que todo viene bien, que se trata de un embarazo de bajo riesgo, y, a su vez, por si llegado el caso se necesita recurrir a una institución durante el parto. Desde ahí acompaño, desde un lugar de respeto a la familia, a la mujer, a su compañere”.

Un 10% de personas que paren en su casa necesitarán algún tipo de atención dentro de alguna institución. En Rosario, quienes tienen obra social pueden dirigirse a un sistema de salud con atención personalizada. “Previo a eso yo dialogo con quien reciba a esta paciente y le comunico que el parto no seguirá en domicilio, dando mi diagnóstico técnico-obstétrico. Después, con una nueva evaluación, ese médico o médica continuará. Si no cuentan con obra social irán a una institución pública como la Maternidad Martin o el Roque Sáenz Peña donde yo podría seguir asistiendo a esa mujer junto a mis compañeros”, explicó Abello.

En su quehacer junto con las personas que vayan a parir, Abello indicó que no realiza tacto ni ningún tipo de intervención, sólo observa el desencadenamiento del proceso fisiológico incluso al momento de pujar. “No se requiere nada más que el control del latido, el resto es contemplar la libertad de los cuerpos y tiempos de cada mujer”, agregó.

¿Regular el PPD?

Las regulaciones de PPD generan algunas contradicciones. Por ejemplo, tal como menciona la doula, la existencia de una regulación visibilizará aún más esta posibilidad de elección y más equipos profesionales podrán correrse del lugar de miedo: “Dejarían de ser esa minoría que se anima, pasando a ayudar a que se concrete este derecho que tenemos de elegir el lugar en donde atravesar este tipo de experiencia”.

En abril de este año, el bloque comandado por el diputado provincial Carlos del Frade presentó, nuevamente, un proyecto de Ley Provincial titulado “Regulación de los Partos Planificados en Domicilio”, con el objetivo de “regular las condiciones en las cuales deben llevarse adelante los partos planificados en domicilios particulares, en vistas a garantizar un marco de protección y seguridad a la persona gestante, a la persona naciente, a la/s persona/s acompañante/s, al equipo de salud interviniente y a la institución de referencia”.

Sobre el proyecto, Violeta Osorio indicó: “Las regulaciones siempre pueden ser armas de doble filo. No tiene que ver con la regulación en sí misma o con el marco de derechos, sino con el hecho de vivir en una sociedad misógina, machista y patriarcal; el lugar que las mujeres ocupamos y qué es o qué lugar ocupamos las mujeres en esa regulación. En Argentina parir en casa es legal, al ser parte de la vida íntima y privada, está enmarcado dentro de los derechos sexuales. Sí es cierto que una regulación puede traer cuestiones como una mejor articulación con las instituciones, que hoy en día es el punto más débil en el PPD en Argentina por esta cuestión de verlo como un ‘versus’, por los prejuicios”.

Y agregó: “El Estado tiene que garantizar la mejor calidad de atención posible en las circunstancias en las que nosotras elegimos, y ahí es donde viene el arma de doble filo, porque lo que está puesto en duda permanentemente en relación al ejercicio de los derechos de las mujeres es si nosotras realmente estamos en condiciones de tomar decisiones soberanas sobre nuestros cuerpos. Una regulación puede terminar virando más a que se me controle a mí como mujer. ¿A qué o a quién se está regulando?”. En este aspecto, garantizar una correcta aplicación parecería tornarse una lucha similar a lo que sucede con la ya implementada Ley de Parto Humanizado.

Informarse para elegir

La información empodera. Rompe con miedos, fantasmas, mitos, y otorga el conocimiento sobre los derechos. Que sea la mujer la que elige dónde parir a partir del conocimiento, y que el sistema de salud acompañe sin ejercer ningún tipo de violencia. “En ese aspecto, como doula también es importante entender que los deseos y necesidades son de esa mujer y de esa familia no son las mías. Entonces, brindar información no es ‘abrirles los ojos’ y hacer lo que yo haría en su lugar, porque terminamos también violentando. Informar para empoderar y que cada una elija lo que quiere”, indicó López.

“La elección de un PPD habla de una postura frente a la vida, habla de cuestiones políticas e ideológicas. En mi caso fue un ejercicio radical de autonomía, de poder empezar a pensarme como mujer en el marco de mi vida sexual, de mi sexualidad, en términos de placer, de deseo, de ganas, de libertad. Tenemos que pensar que, si se piensa en las mujeres, y principalmente en las mujeres madres, existe el mandato del sufrimiento, la abnegación y el sacrificio como cuestiones inherentes, y tomar la decisión de dónde parir, más allá de la experiencia en sí misma, tiene que ver con poner en jaque cuestiones muy profundas y poder empezar a pensarnos de ahí en adelante en otros términos”, subrayó Osorio.

Sobre esto, Brienza sostuvo que la mujer que elige parir en su casa está “eligiendo una comodidad, una tranquilidad y un respeto por su cuerpo y por los procesos de nacimiento y cuerpo de su bebé, que lamentablemente no siempre están presentes en instituciones”. Por tal motivo, invitó a pensar y dar principalmente esa batalla: que ese tipo de procesos también esté presente en las instituciones para que realmente una pueda sentirse libre de elegir.

Finalmente, Abello concluyó: “Nacimientos en domicilio va a haber siempre. Quien lo quiere es porque ya lo tiene pensado. Sin embargo, sea en casa o en instituciones, un gran número de mujeres quieren un nacimiento corporal y vaginal y ahí es donde el sistema de salud tiene que estar más presente. Que ninguna mujer baje la cabeza ante las instituciones, que ninguna palabra mal dicha tire el deseo de la mujer por la comodidad del sistema”. Informarse para elegir, y la garantía de un Estado presente para acompañar desde el respeto.

Foto gentileza Las Casildas

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