Tantos tipos de belleza como cuerpos posibles

Tantos tipos de belleza como cuerpos posibles

Opinión*

“La única cosa que alguien puede diagnosticar con algo de certeza al mirar a una persona gorda es su propio nivel de estereotipos y prejuicios en contra de la gente gorda”.
Marilyn Wann


Podríamos decir que es de público conocimiento que la gordura y la obesidad son una condición que la mayoría de las personas rechaza. El término “gordofóbia” o “gordo-odio” se conoce por “el odio o repulsión hacia las personas obesas”, es decir que por estar fuera de los estereotipos estéticos molestan a determinados sectores de la sociedad.

Podemos estar de acuerdo en que la obesidad es un problema de salud y que, como tal, es necesario prevenirla e intentar controlarla para no sufrirla durante nuestras vidas. Sin embargo, esto no justifica toda la estigmatización que sufrimos las personas que tenemos un peso que no sigue las normas o la doctrina de la alimentación.

En lo personal prefiero el término gordo-odio porque “fobia” remite a la enfermedad o el miedo hacia algo o alguien y en realidad no creo estar segura de que exista el miedo a la gordura, sino más bien al miedo de no querer pertenecer a ese grupo de personas que son excluidas por su cuerpo, que para la mirada de algunos puede ser un cuerpo enfermo o un cuerpo feo. Es hora de que entendamos que existen tantos tipos de belleza como formas de cuerpos posibles en el mundo, el problema no es estar gorda, sino que la gordura es utilizada como símbolo de vergüenza en el lenguaje cotidiano.

Un recorrido por de la Ley de Talles en la Argentina (Ley N°27.521) nos muestra las medidas legales y los beneficios hacia los cuerpos reales que han sufrido las normativas heterodoxas. Tras veinte años de lucha y esfuerzo de quienes hacemos de estas causas un asunto personal, se aprobó esta normativa nacional para la creación de un sistema de talles que responda a medidas corporales reales.

En la sociedad en la que vivimos poder comer como cada una quiere se volvió un hecho social y también un hecho político sin duda alguna, como existe una forma de “pobreza” caracterizada por el acceso a determinados alimentos, existe también toda una industria de la alimentación y una industria de la dieta que clasifica a lo insalubre y lo saludable utilizando la misma vara.

Los cuerpos gordos son fabricados con estigmatizaciones, como el cuerpo de cualquier persona que no encaje se censura para hacer creer que están mal o que no son adecuados para marcar una jerarquía o poner un poder por encima de. Entonces se establece “lo flaco por sobre lo gordo”.

Si el activismo gordo me dejó algo en claro es que la teoría de la gordura es sólo el prejuicio y por consiguiente, el gordo-odio que leen los cuerpos de una manera única. Este cruce que se ocasiona entre lo médico y lo político, relación que está totalmente naturalizada, hace presumir la delgadez como algo saludable y a la gordura en todas sus fases como índice de enfermedad y algo malo en sí mismo.

El gordo-odio no es puramente una experiencia traumática y dolorosa de cada una de nosotras, es más complejo, se trata de un sistema de opresión que involucra una combinación de aspectos políticos, sociales y económicos, que tienen como principal objetivo la eliminación de los cuerpos entendidos como gordos. Es clave señalar las mecánicas de opresión para poder desmantelarlas en la medida de nuestras posibilidades, interrumpir discursos y denunciar imágenes que provoquen o alimenten estas apologías del odio a los cuerpos distintos.

La palabra “gorda” la utilizan como insulto, como señal de dejadez, como diagnóstico de una enfermedad, incluso como una sentencia de muerte, la palabra “gorda” nos deja una herida cada vez que la escuchamos y en muchas ocasiones hasta nos deja sin palabras.

La gordura no debería de estar ligada al carácter de cada une. Una cultura obsesionada con la delgadez femenina, está obsesionada con la obediencia de las mujeres. Hay que poder interrumpir y frenar situaciones de injusticia social, económica y sexual que se vean justificadas por la mirada discriminadora que existe culturalmente por sobre nuestros cuerpos orgullosamente gordos encarando estas situaciones no de manera aisladas sino en multitud, mostrar que nuestros cuerpos existen, por más de que quieran ignorarnos y hacer como si no existiéramos.

Leyendo el libro «Cuerpos sin patrones: resistencias desde las geografías desmesuradas de la carne» de Laura Contreras y Nicolás Cuello, encontré esta oración: “Acá estamos para que vean de lo que somos capaces de lograr cuando estamos unidas y organizadas”, y me parece que es una de las mejores frases del libro porque nos está incitando a que nos hagamos visibles y ya no nos dejemos pisotear nunca más.

*Por María Agustina Covacevich, artista plástica.

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