A raíz de los múltiples incendios en las islas frente a Rosario y el constante reclamo por la aprobación de la Ley de Humedales, el interrogante sobre quiénes viven y cómo viven allí comenzó a hacerse cada vez más grande. Por supuesto, la principal asociación que se realiza mediáticamente tiene como protagonistas a las tareas y trabajos “de varones”, tal como lo manifestó Naju Bustos a Reveladas.
“Se habla del pescador, del campesino, del ganadero. Incluso del profesional técnico del INTA, o de los propietarios de campos e islas, desarrolladores inmobiliarios”, profundizó. Naju es una de las mujeres que forma parte de Río Feminista, un proyecto territorial y de conexión en territorios que se manifiesta como propuesta política, artística, comunicacional y busca narrar las historias y modos de habitar, producir y vivir el humedal por parte de mujeres y disidencias.
Río Feminista
Como proyecto, Río Feminista parte de la Asociación Civil Taller Flotante, a la vez que se trata de una red de organizaciones, colectivos y grupos de mujeres y disidencias de la cuenca Del Plata-Paraná, una de las más importantes de Argentina y de la región latinoamericana. La misma recorre varios kilómetros desde Brasil, pasando por Paraguay, parte de Bolivia, Argentina y desemboca en el río de La Plata y el Uruguay.
“Se fue conformando como red a través de reuniones y encuentros, visitas y conexiones que fuimos haciendo entre todas las personas que vivimos y habitamos esta cuenca”, detalló Naju, quien se desempeña como docente en los niveles secundario y terciario y trabaja en escuelas de isla.
“Yo soy oriunda de Olavarría, provincia de Buenos Aires, pero vivo en Victoria, Entre Ríos, desde hace tres años. Desde que vine en 2019 formo parte de la Asociación Civil Taller Flotante y ese mismo año inició Río Feminista como un proyecto territorial-local que se fue expandiendo a modo de red”, expresó en torno a sus inicios.

Ilustración de Noe Almon
Tejerse a través de una red
Al iniciarse como proyecto, Río Feminista abarcaba la zona de Victoria recorriendo orilla, continente e islas. “Nos visitábamos entre mujeres que vivimos tanto en la orilla en la ciudad, como también en las islas. Había docentes, artistas, huerteras, pescadoras, dulceras, artesanas, arquitectas”, recordó.
Pandemia mediante, se fomentó el encuentro desde la virtualidad con mujeres y disidencias de otros territorios: “Teníamos la necesidad de contarnos lo que nos estaba pasando y cómo estábamos viviendo ese momento tan crítico, con las necesidades propias de cada territorio y con la crisis socioambiental que empezó a vivirse en ese momento relacionada a los incendios. Una gran crisis que vivimos desde 2019 y hasta el año pasado”.
A raíz de pensar en conjunto, conversar e intercambiar lo sucedido, con Ley de Humedales incluida, se propusieron diagramar y sostener reuniones periódicas para darle más forma y visibilidad a sus charlas, preguntas y conclusiones. A fines de 2020 llegó el primer encuentro presencial, en la zona del Delta Medio frente a Rosario y, en 2021, realizaron el primer encuentro presencial de toda la red en Victoria con compañeras de Santa Fe, Paraná, Rosario y Tigre.

Narrar desde las voces del territorio líquido
“Nuestras voces y modos de vida quedan, generalmente, invisibilizados en ese tejido que sostiene al territorio”, subrayó. En tal sentido, pensar en el cómo de la producción y la forma de habitar por parte de mujeres y disidencias, marca una gran distancia entre los ya conocidos modos de producción extractivos del humedal.
Así comenzaron las narraciones. Narraciones de sus historias no sólo en términos de experiencias de vida sino también el modo en el que entienden el territorio: “Cómo lo vemos, cómo lo vivimos, cómo lo experimentamos y cómo lo producimos”. Un punto de inflexión que permitió analizar que mucho de lo generado por las problemáticas socioambientales tiene que ver con una matriz y ese modo de producción extractivo, explotador, abusivo y patriarcal.
“Narrar al territorio en ese mismo lenguaje invisibiliza la cantidad de subjetividades, mujeres y disidencias, así como también la existencia de muchos hombres que forman parte de nuestras comunidades con los que construimos y sostenemos comunitariamente el territorio. Son varones que ponen en práctica y actualizan permanentemente saberes de producir sin generar ese constante saqueo”, indicó.
De igual modo, las narrativas socialmente construidas y divulgadas por la gran mayoría de los medios de comunicación, hacen que se propague un desconocimiento que genera desinformación y enfrentamiento de miradas sobre lo que sucede en los humedales. “Somos presos de los binarismos en todos los sentidos”, subrayó Naju.
En ese aspecto, se realizan constantes reduccionismos que oponen “campo-ciudad”, lógicas de vida y de producción, sin demasiada profundización: “Se puede vivir, producir y consumir en el territorio sin depredarlo, sin explotarlo sobremanera, y de hecho se hace. Con las quemas hubo muchas versiones y búsquedas de culpables generales que no necesariamente eran los causales del fuego. La lógica mediática hizo que solamente quedara eso cristalizado sin cuestionar en el fondo a muchas situaciones que se viven en los territorios y que tienen que ver con las lógicas de cómo se vive en la ciudad”.
Sobre ello, profundizó: “Un gran ejemplo es el turismo extractivo. Grandes problemáticas como las del fuego surgen por desarrollos inmobiliarios de quienes viven en la ciudad y quieren tener tranquilidad en la isla, apostando a ese tipo de inversiones. O un turismo no responsable que cesó durante la pandemia, que tiene que ver con un constante ruido de lanchas y de fiestas. Mucho de cómo se vive en la ciudad se traslada entonces a los modos de consumir y producir en las islas”.
Humedales y feminismo
“Necesitamos poner en el centro de las discusiones del feminismo a las problemáticas socioambientales en general. No tienen que estar separadas de las problemáticas de violencia generalizada que vivimos y padecemos, sobre todo, mujeres y disidencias en territorios”, manifestó la entrevistada.
Y amplió: “El feminismo asume las complejidades de la violencia en todas sus formas, por lo que no deberían añadirse problemáticas de violencia como un anexo. Por ejemplo, el transfeminismo es ‘la discusión sobre la violencia hacia mujeres y disidencias’, o el ecofeminismo se ocupa de la parte socioambiental. Creemos que el feminismo es una problematización sobre todas las formas de violencia que aquejan, someten y destruyen la vida sobre la Tierra y de mujeres y disidencias poniendo en cuestión una lógica extractiva, explotadora, neoliberal”.
El feminismo tiene en el centro la discusión sobre el saqueo en los territorios y las formas de violencia, modos de producción y modos en los que se vive en el mundo. El feminismo lucha por desestructurar formas de violencia que se organizan a través del endeudamiento, de la reificación de mandatos de género, lucha por retejer tramas comunitarias que sostienen territorios que han sido saqueados históricamente y tratan de retejerse para sostener la vida en común. “Es por ello que necesitamos que todo esto se ponga en el centro de la discusión”, subrayó.
Un mapeo necesario
En base a esta lucha por visibilizar la vida en el territorio líquido y poner lo socioambiental en el centro del feminismo, este año Río Feminista presentó su mapeo para poner, desde sus voces, las formas de habitar, producir y defender el territorio. Se puede visualizar en línea en este enlace, a la vez que se encuentran circulando copias físicas también.
A su vez, continuarán haciendo acciones en red e intervenciones para acompañar en cada territorio y continuar discutiendo sobre la Ley de Humedales; y anhelan llevar estas temáticas al próximo Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans, No binaries que se realizará en octubre en Bariloche.
“Quien guste acercarse a participar o esté interesade, puede encontrarnos en nuestro Instagram y nos ponemos en contacto”, concluyó. Estar, acompañarse, escucharse y producir un constante conocimiento colectivo, son las principales características que definen a Río Feminista. Un proyecto que se vuelve vocabulario, concepto, teoría y herramienta para comprender lo que sucede sin dejar de sostener y sostenerse.