«La gente nos agradece por estar siempre»

«La gente nos agradece por estar siempre»

El feminismo -en sus distintas vertientes- representan uno de los movimientos más convocantes y transformadores de las últimas décadas. Su expresión más visible son las manifestaciones multitudinarias, pero detrás de ellas hay rabia y deseo de cambio que se traducen en proyectos concretos. Esta situación se reproduce en las grandes urbes, pero también en localidades más pequeñas donde mujeres y disidencias luchan para cambiar una realidad desigual a pesar de las múltiples trabas que se encuentran en el camino. Desde Reveladas presentamos la sección #Militancias, un canal de expresión para contar las historias de trabajo organizado de la región.

“Lo nuevo siempre asusta. Al principio éramos el enemigo que vinimos a patear el tablero de lo que estaba naturalizado”, con esta frase Leticia Druetto de Las Chuecas grafica la obstaculizada relación que la primera agrupación feminista de San Jorge tuvo en la ciudad; situación que fue cambiando con el paso de los años gracias al trabajo militante y de educación en el territorio. Las Chuecas cobraron mayor relevancia luego del pasado 12 de octubre, al impulsar el reclamo por el femicidio de María Florencia Gómez Pouliastrou, una de las fundadoras de la agrupación.

Las Chuecas nació en 2015, luego del primer Ni Una Menos y en preparación a un nuevo Encuentro Nacional de Mujeres. Como sucede en muchos casos, un grupo de mujeres de la ciudad comenzó a sentir que “algo” no estaba bien y tenían el deseo de poder formarse y transformar la realidad. “Nos empezamos a reunir en una casa, queríamos visibilizar la existencia de la violencia de género, no teníamos una formación académica abundante sino que empezamos con lo más básico, con decir ´algo no funciona´ y luego ampliamos nuestros horizontes y arrancamos a realizar actividades en fechas conmemorativas e invitábamos a la ciudadanía, nuestro fin era educativo”, cuenta Leticia.

Tras los primeros meses de trabajo comenzaron a plantear otra forma de comunicar “menos grotesta” para llegar a la sociedad. “Es un pueblo es más complejo porque nos conocemos entre todxs. Nos fuimos cuestionando cómo debíamos difundir porque no todxs entendían qué era el feminismo y de a poco nos fuimos acercando. A partir de ahí tomamos relevancia y nos convertimos en parte en lo que somos hoy: feministas que le reclaman al sistema que cumpla su rol. Nos pasó algo muy especial cuando tras el femicidio de Florencia, salimos a repartir fotos de ella para que la gente cuelgue en sus puertas, solo una persona fue agresiva, el resto nos decía ´gracias porque siempre están ahí. Durante mucho tiempo fuimos el enemigo que vino a patear el tablero y decir que lo que ya tenían naturalizado estaba mal, pero eso ya cambió”.

Transformar la bronca en organización

El pasado 12 de octubre la calma de esta tranquila localidad del departamento San Martín se vio sacudida por la noticia del femicidio de María Florencia Gómez Pouliastrou, de 35 años, madre de dos niñxs, activista feminista y militante del Partido Comunista. La joven había salido a caminar y fue encontrada a unos mil metros al sudeste de la planta urbana de la ciudad. Todavía no hay ningún detenido en la causa.

“Ese día fuimos todas volando a la comisaría sin saber bien qué hacer pero convencidas de que teníamos que estar. Todo lo que construimos después fue por ser conscientes de que no podíamos quedarnos en la rabia. Éramos mujeres sufriendo y de a poco fuimos viendo maneras de conmemorarla, conmemorar la memoria de una mujer feminista y militante, sin caer en el morbo que muchas veces se reproduce”, cuenta Leticia y remarca que también las invadió el sentimiento de “esto le pudo haber pasado a cualquiera”.

Ese cualquiera podría haber sido algunas de ellas pero también alguna de las decenas de mujeres que han acompañado a denunciar a hombres violentos durante estos años. “Y ahí te das cuenta de la importancia de que exista un grupo feminista que haga lo que nosotras hacemos: acompañar a mujeres que padecen violencia de género. A mí me pasó que cuando fuimos a repartir las fotos una mujer con lagrimas en los ojos me contó que Florencia la había ayudado en una situación de violencia. Ella era parte de esto y eso nos ayudar a salir del discurso de la bronca, a pesar de que estamos desesperanzadas”.

La desesperanza de Las Chuecas se debe a que el próximo 12 de mayo se cumplen siete meses del femicidio y no hay avances significativos en la causa. “Nosotras apelamos siempre a la información oficial para que no se produzcan habladurías, pero la verdad es que tampoco hay nada oficial. Siguen pasando los días y nos parece mentira de que estemos por llegar a otro 12 y ya estemos programando actividades para exigir justicia, eso es lo que más nos pesa”, indicó.

En todos los frentes

Durante estos años Las Chuecas comenzaron a trabajar en distintos frentes. En primer lugar, tienen habilitado un teléfono en el que reciben llamados de mujeres en situaciones de vulnerabilidad, y a partir de allí activan un protocolo para brindarles la información necesaria para que, por ejemplo, realicen una denuncia en el lugar correcto, lo cual muchas veces también implica acompañarlas al lugar.

En el plano de los derechos sexuales y reproductivos, Leticia explicó que en la localidad no se realizan Interrupciones Voluntarias del Embarazo (IVE) ya que lxs profesionales medicxs son objetorxs de conciencia, por lo que se hacen derivaciones a otras ciudades. “A pesar de eso, tras la sanción de la ley del aborto legal nos recibieron y acordamos seguir trabajando para la difusión y acceso de los métodos anticonceptivos y de barrera, ya que otro de los problemas que tenemos en la ciudad son las enfermedades de transición sexual. También lxs médicxs nos consultan en casos complejos, hay una complementación”.

Por otra parte, tras una capacitación interna lanzaron una campaña para la compra de productos menstruales. “Todo lleva mucho tiempo, análisis de estadísticas, llevar las cajitas a las farmacias, buscarlas y dejarlas en los centros de salud, porque hay personas menstruantes que eligen entre comer y menstruar”, dijo y agregó: “Si bien trabajamos horizontalmente también tenemos comisiones para aliviarnos el trabajo la una a la otra”.

Leticia indicó que en el plano político trabajan en una ordenanza junto al concejal Lisandro Sciozzi y el Partido Comunista para proteger a mujeres y disidencias en situación de vulnerabilidad. En ese sentido, detalló: “Es un camino muy lento porque desde el Estado siempre las respuestas son ´después vemos´, ´ahora hay algo más importante´, lo cual también implica asesorarse y formarse porque sino te dicen que tal secretaría no tiene incumbencia cuando en realidad si la tiene, lo mismo pasa con Fiscalía y otros organismos”.

Finalmente, la referente de Las Chuecas contó que su próximo proyecto es buscar un lugar para inaugurar el espacio físico de la agrupación, constituida recientemente como asociación civil, y poder desarrollar allí charlas y capacitaciones.  

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