Juana Manso: Una voz incómoda en el Río de la Plata

Juana Manso: Una voz incómoda en el Río de la Plata

#Insurgentes I Hay una genealogía que nos permitió llegar hasta acá. En esta nueva sección de Reveladas compartiremos biografías de mujeres y disidencias que se abrieron paso en sus territorios y apostaron a la lucha y el trabajo colectivo. Ellxs se plantaron en contextos hostiles, lucharon por los derechos de todxs y muchas veces fueron silenciadas por los relatos históricos. En esta oportunidad recuperamos la historia de vida de Juana Manso, periodista, escritora y educadora, con una gran actividad intelectual durante los convulsionados años de la organización del futuro Estado argentino. Su trabajo fue criticado en reiteradas ocasiones por cuestionar el papel de la mujer y no abocarse a las tareas que se esperaban de los roles de género de la época.

Por Cecilia Alonso / Profesora de Historia

“Todos mis esfuerzos serán consagrados á la ilustración de mis compatriotas, y tenderán a un único propósito-Emanciparlas de las preocupaciones torpes y añejas que les prohibían hasta hoy hacer uso de su inteligencia, enagenado su libertad y hasta su conciencia á autoridades arbitrarias en oposición a la naturaleza misma de las cosas. Quiero, y he de probar que la inteligencia de la muger, lejos de ser un absurdo, ó un defecto, un crímen, ó un desatino, es su mejor adorno”, Juana Manso, Álbum de Señoritas, 01/01/1854

Juana Paula Manso nació en Buenos Aires el 26 de junio de 1819 en el seno de una familia acomodada del barrio de Monserrat. Pasó su infancia en aquella ciudad convulsionada por el proceso revolucionario abierto en mayo de 1810 donde dio sus primeros pasos en la lectura y la escritura. Si bien recibió educación escolarizada, estudió idiomas y música; Juana era, al parecer, una niña autodidacta que aprendió a leer sola y se formaba según sus propias curiosidades. En 1840, sin embargo, durante el gobierno de Juan Manuel de Rosas, la familia Manso se vio obligada a emigrar y a moverse de manera constante entre Montevideo y Río de Janeiro debido a los vínculos que tenían con la facción unitaria enfrentada al rosismo. En la región oriental la joven Juana manifestó su primer gesto político: fundó el Ateneo de Señoritas, una pequeña escuela dentro de su propia casa donde ocupó el rol de educadora de las niñas de la elite local. Mientras tanto, comenzaba a formarse como escritora y traductora, publicaba poemas en la prensa porteña y montevideana y entraba en contacto con escritores exiliados antirrosistas que debatían el futuro de la aún indefinida nación argentina. En 1945, en una de las estadías de la familia Manso en Río de Janeiro, contrajo matrimonio con un músico portugués.

En 1852, luego de varios ires y venires por el mapa americano, con dos hijas y varias novelas y traducciones de por medio, Juana participó en Río de O Jornal das Senhoras, un periódico que suele considerarse como la primera publicación latinoamericana que hoy definiríamos como feminista. Allí la periodista plasmó sus primeras opiniones sobre el rol de la mujer y la importancia de su independencia. A partir de entonces Juana intentará exponer públicamente su palabra por los medios que consiguiera, que por su puesto eran limitados en un contexto en el que la labor periodística y de escritura era monopolizada por varones.

Fundó un periódico en Buenos Aires de corta vida donde apelaba a la emancipación intelectual y moral de la mujer y destacaba la importancia de la educación laica como herramienta para el logro de este fin. La simbiosis entre educación y liberación femenina es más bien una expresión de su historia de vida, de las puertas que le abrió su formación, pero las que le cerró su condición de género: la periodista fue juzgada y calumniada por querer ocupar espacios e intervenir en debates en los que no se esperaba la participación de mujeres.

En 1859, luego de separarse de su marido, se instaló definitivamente en Buenos Aires junto a sus hijas. Los vínculos que había generado con algunos hombres de la llamada generación del 37, los antirrosistas de Montevideo, la acercaron a Sarmiento, con quien entabló una relación intelectual y de amistad que le permitió insertarse en el medio educativo porteño. Juana venía participando en los debates sobre la educación laica y las posibilidades de progreso que esta ofrecía y al parecer el futuro presidente encontró en ella a una importante interlocutora. Las coincidencias con el pensamiento sarmientino le valieron el nombramiento como directora de la primera Escuela Normal Mixta donde fue fuertemente cuestionada por impartir la educación conjunta para niños y niñas. Esta experiencia de escuela mixta duró unos seis años. Juana se volcó de lleno al debate de la educación nacional y buscó difundir sus ideas desde revistas y conferencias públicas. Participó de los Anales de Educación Común, publicación fundada por Sarmiento, desde donde militó la escolarización gratuita y laica, la creación de jardines de infantes, la profesionalización docente, la creación de bibliotecas, entre otras propuestas. En 1862 Juana publicó el Compendio de la Historia de las Provincias Unidas del Río de la Plata que constituye el primer manual de historia para escuelas.

En 1865 fue nombrada directora de la segunda época de los Anales de Educación Común yal año siguiente fundó la primera biblioteca pública. En 1871 se convirtió en la primera mujer miembro de la Comisión Nacional de Escuelas.Su participación en estos espacios y debates sin dudas la ubican como una protagonista del diseño del sistema educativo argentino. Por otro lado, más allá cuestión educativa y la labor periodística, Juana no dejó de escribir novelas, poemas y traducciones. La escritora, periodista y educadora en sus últimos años de vida se dedicó enseñar a leer y escribir a niños de bajos recursos desde su casa. Falleció finalmente en abril de 1875.

Juana Manso es una mujer que representa el pensamiento romántico rioplatense del siglo XIX. El hecho de que haya intervenido en el debate público en un momento en el que uso de la palabra escrita implicaba dar discusión política en un ambiente ampliamente varonil no es una cuestión menor. La sociedad rioplatense de la época esperaba de las mujeres una dedicación exclusiva a la vida familiar y la trascendencia de Juana no fue bien vista por sus contemporáneos, quienes además de criticarla por sus ideas también lo hacían por su condición de género. Lo interesante de Juana es que además de ser protagonista de la construcción y el diseño del sistema educativo nacional, no dejó afuera del debate la cuestión de la mujer. Su reconocimiento, no obstante, fue tardío y aún hoy en día sus ideas son poco conocidas y su nombre pocas veces es vinculado con la difusión de la educación popular de la segunda mitad del siglo XIX.

Este artículo está basado en biografías de Juana Manso escritas por Carolina Kaufmann, Myriam Southwell y Angélica Muñoz.

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