El Virus del Papiloma Humano (HPV) es una de las infecciones de transmisión sexual más frecuentes y afecta mayormente a las mujeres ya que es el principal factor, aunque no el único, de cáncer de cuello uterino (CCU). Regularmente, la medicina y las campañas de concientización sobre la prevención del contagio de este virus adoptan una mirada sobre la salud sexual que pone el foco en el rol reproductivo de la mujer, haciendo hincapié en los controles que estas deben realizarse para detectar tempranamente el cáncer, dejando de lado el rol los varones y a la forma en que se llevan adelante las relaciones sexuales.
Según datos aportados por la Comisión de HIV/SIDA y de ITS de la Sociedad Argentina de Infectología, se estima que alrededor del 80 por ciento de hombres y mujeres se infectaron en algún momento de sus vidas de HPV. Actualmente han sido identificados más de 100 tipos de HPV, algunos más propensos a provocar cáncer que otros y es por eso que están clasificados como de alto y bajo riesgo respectivamente. El caso más frecuente es el CCU, aunque, en menor medida, también puede ser causante de otros tipos de cáncer como el cáncer de vulva, vagina, pene, ano y orofaringe.
Si bien la gran mayoría de las infecciones son transitorias y el sistema inmunológico se encarga de curarlas naturalmente, también es verdad que los HPV de alto riesgo no presenta ningún síntoma y los sub tipos que afectan al cuello del útero son responsables del 70 por ciento de los casos de CCU de los que actualmente en nuestro país se conocen alrededor de 4500 por año.
Ornela Avedikian es fotógrafa activista y milita en sus redes sociales para que de este virus alcance una mayor visibilización. En diálogo con Reveladas contó que a los 34 años recibió la noticia de que había desarrollado un tumor maligno a causa del HPV, motivo por el cual hoy vive sin útero. “Nadie se cuida de lo que no se nombra”, repite y cuenta que es un lema que tiene y que surgió en una actividad para visibilizar el VIH, pero la extrapola a su militancia para que el HPV no sea sólo un tema relegado a las mujeres y para que esta infección de transmisión sexual tenga un mayor alcance y cada uno y cada una pueda elegir cuidar su salud.
Los datos y las diferentes experiencias reflejan una problemática que no tiene que ver únicamente con el contagio de un virus como este, también pone de manifiesto que es fundamental reflexionar sobre el abordaje que tiene la sexualidad, de la que también el placer y el disfrute forman parte. Sandra Formia es ginecóloga y en una entrevista con este medio habló de una mirada alternativa que comprenda a la salud sexual de forma integral y que rompa con la medicalización de la vida. La profesional sostiene, teniendo en cuenta que el cáncer se desarrolla a lo largo del tiempo, que es primordial garantizar al acceso al sistema de salud para que se realicen los controles pertinentes a través de los cuales se puede monitorear el comportamiento del virus en el cuerpo de una persona con HPV. Para dejar de concebir a este virus desde un lugar de peligrosidad, es importante poner de manifiesto que contraer HPV no significa que necesariamente devenga en un cáncer ya que hay muchos tipos y solo algunos pueden colaborar con el desarrollo de un tumor maligno y, además, existen formas de lograr una detección temprana y atenderlo a tiempo.
El Virus del Papiloma Humano se transmite mediante el contacto de la piel o la mucosa, fundamentalmente durante las relaciones sexuales o por cualquier tipo de contacto que se mantenga con el área genital. Los dispositivos de barrera tales como el preservativo o el campo de látex son altamente efectivos en cuanto a la prevención de muchas enfermedades e infecciones de transmisión sexual, pero en este caso no aseguran una protección total dado que no cubren el área genital completa. Ornela recalca la importancia de la Educación Sexual Integral (ESI) en las escuelas ya que menciona que es hija de una generación en la que la educación sexual fue escasa o incluso inexistente, y asevera que es fundamental aprender sobre las diferentes infecciones y enfermedades además de conocer los cuidados que se requieren para prevenirlas.
Me cuido, te cuido, nos cuidamos
Formia propone dejar de pensar a las relaciones sexuales desde una mirada en la que se reduzca exclusivamente al cuidado al uso de las barreras profilácticas que, como bien sabemos, son fundamentales. Señala en ese sentido que hay ciertas conductas que tienen que ver con la sexualidad responsable, pensada desde el cuidado que incluye las barreras de protección, pero también teniendo en cuenta la posición ética que asumimos cuando nos vinculamos con otras personas.
En relación a los estudios de detección del virus, Formia cuenta que “los controles de las mujeres, como el Papanicolau (PAP), surgieron porque cuando se manifiesta algo en el cuello del útero la mujer no puede darse cuenta sola, sino que necesita de ese estudio”. Hasta el momento el PAP es uno de los tratamientos más conocidos de chequeo para detectar la presencia del virus. Se trata de un examen que reconoce si las células del cuello del útero han sufrido alteraciones y permite ver si hay posibilidades de que se desarrolle un cáncer. Este estudio se realiza de manera gratuita en todos los hospitales del país y es altamente recomendable que las mujeres cis y varones trans se lo realicen periódicamente a partir de los 25 años.
El caso de los varones cis “los controles sirven y también es importante que se hagan un control clínico anualmente, es fundamental pensar la responsabilidad con la otra persona para poder pensar en relaciones responsables”, refiere Sandra.
En la actualidad, las vacunas implementadas están orientadas a prevenir la infección en aquellas personas que no tuvieron contacto previo con el virus ya que no tienen efecto sobre infecciones preexistentes, es por eso que se considera que la vacunación temprana, antes de la primera relación sexual, es la mejor medida. Desde el año 2011 en Argentina, el Ministerio de Salud de la Nación introdujo la vacuna contra el HPV al calendario de vacunación de manera gratuita y obligatoria para niñas de 11 años. Desde el 2017 la vacunación se extendió también a varones de 11 años para ayudar a reducir la circulación del virus.
La mirada que tiene Sandra Formia sobre las infecciones de transmisión sexual conduce a repensar qué estereotipos se cuelan en los discursos de prevención y cuidado. La mayoría de las veces que se habla de HPV, el destinatario principal son las mujeres. Por un lado, esto se debe a que, tal como se mencionó anteriormente, es el principal factor de CCU, pero también porque el virus podría afectar la capacidad reproductiva en caso de que no se detecte tempranamente. No hablar de la responsabilidad que tienen los varones reproduce un sesgo de género en el que se coloca toda la responsabilidad de cuidado sobre las mujeres perdiendo de vista que, para poder reducir los contagios y la circulación del virus, es clave que toda la población asuma la responsabilidad de cuidar su salud y la de las personas con las que se lleva a cabo una relación sexual.
Foto gentileza Agencia Telam