Desterrar la violencia a través de las palabras

Desterrar la violencia a través de las palabras

2018. Año bisagra en la lucha de los movimientos feministas en Argentina: el proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) se debatió por primera vez en el Congreso de la Nación y millones de personas se movilizaron para luchar por el aborto legal, seguro y gratuito. En ese contexto, meses más tarde, Thelma Fardín denunció a Juan Darthes por violación en una conferencia de prensa. No lo hizo sola. La acompañaban sus pares, sus compañeras, que se unieron en una ronda de abrazos para resistir al recrudecimiento de la violencia machista y las imposiciones del patriarcado. Ese gesto colectivo, el saberse y sentirse acompañadas, impactó y se extendió a otros espacios.

“Somos mujeres, lesbianas, bisexuales, trans, travestis y no binaries, unidxs no sólo por el trabajo con la palabra sino por el compromiso para prevenir y desterrar la violencia machista”, así se presentan las integrantes de La Palabra Colectiva, una agrupación de escritorxs,editorxs y correctorxs que buscan generar actividades, espacios y propuestas en Rosario para acompañar, reflexionar, activar y militar de forma colectiva. En diálogo con Reveladas, Alicia Salinas y Valeria Marchesino, integrantes de la colectiva, nos cuentan sobre su camino recorrido.

“La denuncia de Thelma Fardín la registramos como un mojón importante porque cuando ella denuncia lo hace acompañada por sus pares, sus compañeras de trabajo, que la contienen, la apoyan y la sostienen. No solamente por profesionales del derecho o de la psicología. Eso fue un cimbronazo porque también nos movilizó a las escritoras a nivel nacional a darnos cuenta de que nos podíamos organizar por sector, ya que al interior de nuestros campos hay desigualdades específicas, violencias machistas y construcciones patriarcales que las ejercemos independientemente de nuestro género. Entonces, si los feminismos nos llevan a preguntarnos cosas, ¿nosotras por qué no nos preguntamos cómo ejercemos nuestras prácticas?», explicó Alicia Salinas en alusión al surgimiento de la Colectiva.

Así empezaron a encontrarse, a mirarse y a escucharse. La Palabra Colectiva es el resultado de la voluntad, el compromiso y el desafío de unirse en un espacio concreto. Se presentaron en sociedad el 29 de junio de 2019 en la biblioteca popular Alfosina Storni de barrio Pichincha, hecho que no fue casualidad: “Alfonsina es una referente. No solamente es una antecesora sino que dialoga con el presente. Ese día leímos poemas de Alfonsina y la declaración de principios. Fue una reunión bastante masiva y empezamos a trabajar pensando en hacer asambleas donde se tomaran las decisiones porque nos definimos como agrupación feminista de base. Nosotras somos militantes, somos activistas y somos mujeres”, destacó.

En su declaración de principios se definen como una agrupación independiente, abierta y horizontal. Buscan problematizar el campo literario, las desigualdades que hay hacia el interior y contener a sus compañeras.

“Conformamos esta colectiva para defender nuestro derecho a participar en la escena pública, nuestro arte, nuestros oficios; para cuestionar las condiciones en las que ejercemos estas prácticas y hacerlo desde la sororidad, la empatía, la solidaridad. Estas aspiraciones se funden con las luchas que otras mujeres e identidades sexuales vienen dando históricamente. Entendemos que revertir la desigualdad impuesta por el patriarcado es una tarea que debe darse en conjunto, más allá de las individualidades, y desde todos los frentes”, indicaron.

¿Cómo hacer para que circule la palabra?

“Con todas estas construcciones de pensamiento y de acción lo que nosotras nos planteamos es que no queremos ser las que tenemos el poder de la palabra, sino que la palabra es colectiva y tiene que circular”, desarrolló Alicia sobre la concepción de la agrupación y reflexionó: “No es que nosotras tenemos todo claro, somos un espacio en construcción donde permanentemente estamos preguntándonos cómo correr los límites, cómo correr esa línea al patriarcado que también nos atraviesa a nosotras. Entonces hay cosas que nos podemos poner a pensar, ¿Nosotras vamos a ir a un espacio donde se ejerció violencia de género a leer? ¿Nos vamos a sentar al lado de alguien que está denunciado como violento? ¿Cómo hacemos que circule la palabra? ¿Cómo utilizamos esta herramienta para acercarnos solidaria y sororamente a otras mujeres que están sufriendo violencia?”.

Por su parte, Valeria Marchesino expresó que no existe otro modo de trabajar contra la violencia machista que no sea promoviendo el encuentro con el otro a través de la palabra: “Paradójicamente cuando vivimos en un mundo atravesado por las redes, el encuentro real donde se ejerce una producción de sentido o de reflexión de cómo estamos ejerciendo nuestras vidas, de cómo estamos siendo violentadas las mujeres y de poder reparar en eso, no se produce si no es a través del encuentro con otra y con otro, haciendo circular el sentido de las palabras”.

Uno de los objetivos de la Palabra Colectiva es identificar espacios en la ciudad y la región afines a su propuesta, relacionarse con organizaciones de mujeres y grupos LGTBIQ+ para intercambiar experiencias, formación y saberes para establecer acciones conjuntas. De esa manera tejieron lazos con Mujeres Tras las Rejas, una ONG que trabaja con mujeres privadas de su libertad con el fin de visibilizar la situación de desigualdad que viven las mujeres en situación de encierro.

“Nosotras cuando nos presentamos como grupalidad también nos pensamos insertar en un trama que ya venía en proceso, que es el movimiento de mujeres y disidencias sexuales de Rosario, entonces hubo una actividad que organizamos antes de la pandemia, más allá de que participamos de los actos y nos solidarizamos con distintas conflictos sociales que ocurren, que se llamó lecturas feministas, donde estaban invitadas organizaciones, escritoras, personas interesadas, lectoras y nos juntábamos a leer. Ahí tejimos lazos con Mujeres tras las rejas y organizamos una colecta de libros”, mencionó Alicia Salinas.

A finales de 2021 impulsaron una colecta de libros para llevarlos, inicialmente, a la cárcel de mujeres. Sin embargo, la iniciativa fue tan masiva que ampliaron la propuesta hasta los refugios de víctimas de violencia machista “para hacer circular la palabra en los niveles más silenciados de los territorios”, señaló Valeria.

Y agregó: “La palabra también está atravesada por los barrotes. Me parece que la circulación de la palabra es la contraposición a la violencia, a la falta de libertad. No lo podemos ver de otra manera que no sea la promoción y la circulación de las palabras, de poder hacer que esas palabras circulen en los niveles más silenciados de los territorios, que son las mujeres que están cercenadas de sus derechos. En el caso de las mujeres víctimas de violencia es lo mismo, nadie elige estar en un refugio”.

La Palabra Colectiva es un espacio diverso, político, pluralista y horizontal conformado por diferentes generaciones que enriquecen la visión de la organización: “Nosotras como grupalidad nos planteamos reflexionar cómo generar espacios de igualdad para que se escuchen todas las voces y para que haya acceso de las mayorías”. La convocatoria está abierta para quienes trabajen y se interesen en el mundo del libro: editorxs, correctorxs, periodistas, redactorxs y lectorxs. “Soñamos con alzar la voz, con crear no sólo un cuarto propio sino circuitos donde esas voces se multipliquen y se reconozcan en su autonomía, libertad y potencia”, reivindican desde sus principios.

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