Este domingo las y los argentinos elegimos al próximo presidente del país. Cuáles son los desafíos a los que se enfrentan mujeres y diversidades en un escenario donde una de las fuerzas políticas -la que encabeza el actual diputado Javier Milei- asegura que recortará derechos conseguidos y propone ajuste, desregulación laboral y recortes públicos. El rol de los feminismos para definir el voto.
Por Julieta Gabirondo, Milena Schilman y Eugenia Rodríguez.
El próximo domingo 19 de noviembre Sergio Massa (Unión por la Patria) y Javier Milei (La Libertad Avanza) se enfrentarán en el balotaje que definirá quién será el próximo presidente de Argentina. Los candidatos quedaron definidos tras el resultado de las elecciones generales del pasado 22 de octubre y uno de los datos de este proceso fue que el candidato libertario mantuvo el porcentaje que había obtenido en las PASO (en torno al 30%) mientras que Massa creció unos nueve puntos y obtuvo el 36% de los votos. En ese sentido, una de las principales explicaciones del crecimiento del apoyo al peronista se vinculó al rol que mujeres y disidencias jugaron tras las diferentes declaraciones del candidato libertario Milei, que se encargó de explicar a través de su plataforma electoral y en diversos medios de comunicación y redes sociales que uno de sus principales “enemigos” son los derechos conquistados por lxs trabajadorxs en general y por los feminismos, en particular, y toda forma de organización social, colectiva y comunitaria.
Desde el espacio de La Libertad Avanza aseguran que buscarán eliminar la ley de Educación Sexual Integral (ESI), reducir la cantidad de ministerios existentes, entre los que se encuentra el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación, eliminar la gratuidad del sistema educativo actual y plebiscitar la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo. También presentaron públicamente proyectos para “renunciar a la paternidad” y han reiterado en numerosas ocasiones que la brecha laboral y salarial de género no existe. Y una de las últimas declaraciones fue la del propio Milei durante el debate previo al balotaje, donde se refirió a la esposa de Massa como “tu mujer”, sin tener en cuenta la militancia política de Malena Galmarini, así como también su carrera en el ámbito público.
Frente a este escenario, diversos colectivos de actrices, clubes, asociaciones civiles, docentes, sindicalistas, periodistas, entre otros, han salido a manifestar su miedo ante la posibilidad de un eventual gobierno del ultraderechista Milei. A esto se le han sumado numerosas acciones de militancia en espacios públicos para generar conciencia sobre el peligro que corren ciertos derechos adquiridos pero sobre todo, el riesgo al propio proceso de construcción democrática, ya que su candidata a vicepresidenta, Victoria Villarruel, se expresa directamente a favor de los genocidas vinculados a la última dictadura cívico militar y habla de “guerra” para referir a las desapariciones, secuestros, torturas y robo de bebés ocurrido en los años más dolorosos de la historia nacional. Desde Reveladas dialogamos con activistas y especialistas de Rosario para profundizar y entender mejor la situación actual.
Mabel Gabarra, es abogada e histórica militante de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito en el país, y al ser consultada sobre la posibilidad de que se ponga fin al Ministerio de Mujeres, Género y Diversidades aseguró que implicaría “eliminar la instancia superior dentro del Estado que atiende los derechos de las mujeres y que tiene herramientas para sancionar a quien no cumple con la ley” y remarcó “si le bajan el rango de ministerio perdemos la posibilidad de ejercer nuestros derechos con intensidad”.

Por su parte, y en relación con el mundo del trabajo, Paula Durán, coordinadora de la Usina de Datos de la Universidad Nacional de Rosario, indicó que “las propuestas de la ultraderecha tienen un impacto directo en las condiciones de vida de la mayoría de la población, que vive tanto del salario directo como del salario diferido. Cuando hablamos de diferido, tiene que ver con jubilaciones, pensiones y beneficios de la seguridad social a los que acceden las personas cuando salen del mercado de trabajo. Buscan la desarticulación de la seguridad social y su privatización, y que quede sujeta a las posibilidades de pagarlo de cada una de las personas”.
Otro de los derechos adquiridos a los que ha apuntado Javier Milei es a terminar con la gratuidad del sistema de salud educativo del país en sus diversos niveles. La instalación de “vouchers” en donde el dinero destinado a la educación se entregaría directamente a lxs padres de lxs estudiantes implicaría la competencia entre las instituciones educativas pero sobre todo “mayores desigualdades de las que realmente existen”. Según indicó Dolores Covacevich, docente y capacitadora en ESI y Ley Micaela: “Estos proyectos de educación van de la mano de la meritocracia donde, por ejemplo, se podría plantear que solo podés acceder a la educación si tenes las mejores notas. Y sabemos que la educación gratuita lo que está garantizando son igualdad de oportunidades para que todas y todos tengan la posibilidad de pensar un proyecto de vida”.
Sonaron todas las alarmas: el avance de la ultraderecha
“Las ultraderechas están creciendo en muchos países, no es solo Argentina. Y son países del primer mundo, ¿no? Se suponía que nunca la democracia iba a ser puesta en riesgo. Bueno, ahora nos toca a nosotrxs. Pienso que esta cuestión tiene que ver con responsabilidades compartidas también, porque evidentemente la gente, el pueblo, lxs votantes, tienen conciencia; alguna conciencia de lo que Milei está transmitiendo el grado de violencia. Pero no se han solucionado de hecho los problemas de pobreza, la explotación y las discriminaciones existentes. En el caso de las mujeres, los femicidios siguen creciendo en forma indiscriminada. El Estado de bienestar que nos prometieron en algún momento fracasó”, analizó Gabarra sobre la avanzada de las ideas de ultraderecha en el mundo y en nuestro país y los discursos que logran interpelar a realidades concretas.
El avance de estas ideas también se evidenció en las opiniones vertidas desde La Libertad Avanza sobre la elección sexual de las personas, la diversidad de familias y la educación sexual integral. En ese sentido, Covacevich explicó que este tipo de discursos no son exclusivos de Milei sino que “se vienen gestando desde hace un tiempo. Tuvieron un pico de viralización y exacerbación cuando fue el debate por la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) y continuaron con campañas como ´Con mis hijos no te metas´ y hoy se expresan en políticas de partidos concretos como el de Milei”. En ese marco, fueron de vital importancia las leyes que garantizan estos derechos, pero también las batallas culturales libradas en los ámbitos educativos con lxs jóvenes como protagonistas.
A su turno la economista Paula Durán analizó que “la agenda de la ultraderecha en materia económica es un fracaso anunciado porque ya se aplicó y lo único que genera es mayor pobreza, desigualdad, necesidad de endeudamiento y pérdida del poder adquisitivo de la mayoría de la población”. Puntualmente sobre el impacto de las medidas libertarias en las condiciones de vida y dijo que “cuando se dejan para que se regulen entre las personas individualmente, a partir de su propia capacidad de interacción en un mercado, las consecuencias ya están demostradas: aumento de la pobreza, crecimiento de la desigualdad y, en el caso de las mujeres que son sostén de hogar y que tienen a cargo el cuidado de hijos sin posibilidades de red y tercerización de servicios de cuidado, mayores situaciones de vulnerabilidad y profundización de su pobreza y falta de oportunidades”.

En el mismo sentido, agregó que “la agenda de la ultraderecha no solamente va contra el trabajo, contra la privatización de la seguridad social y la desregulación de los mercados en general y de trabajo en particular, sino que también implica una pérdida del poder adquisitivo muy alta, ya que los salarios tienden a ser de los más bajos para poder ser competitivos con el sector externo, de buena manera porque la economía se orienta hacia la exportación de bienes y servicios fundamentalmente, pero se sostienen solamente aquellas actividades más rentables”.
A LLA no le gusta que las mujeres decidan sobre sus cuerpos
Según declaraciones realizadas por Javier Milei en mayo de este año, la ESI es “parte de esa agenda que tiene que ver con la destrucción del núcleo social más importante dentro de la sociedad, que es la familia”. De esta manera, el candidato de LLA desconoce que, por ejemplo, a 17 años de su sanción uno de los logros de la ESI es el aumento de las denuncias por abuso sexual efectuadas por niños, niñas y adolescentes tras recibir educación sexual en las escuelas, al tiempo que su dictado de forma transversal ayuda a generar relaciones libres de violencia y más igualitarias. “La ESI rompe con mandatos, estereotipos, prejuicios en torno a la sexualidad pero también vinculados a la vivencia cotidiana”, reflexionó la especialista en ESI consultada por este medio.
Asimismo se puso sobre la mesa la posibilidad de plebiscitar la ley del aborto según lo propone la compañera de fórmula de Milei, Victoria Villarreal, quien dijo este lunes en una entrevista televisiva que tratarán de «reabrir la discusión» ya que “nosotros somos los dos pro vida” y según comentó «las mujeres están abortando chicos a término», argumento que parece desconocer no solo la letra de la normativa legal vigente sino y, sobre todo la cotidianeidad del acceso a este derecho en el país. Frente a esto Gabarra, abogada de larga trayectoria en materia de violencias contra las mujeres, indicó a este medio que lo que proponen es “legalmente imposible”. Y explicó: “no se puede llamar a un plebiscito porque se convoca mediante una ley que tiene que ser votada primero por el Parlamento, entonces es contradictorio. Es decir, ningún presidente puede plebiscitar por su sola intención y su sola firma una ley que fue aprobada por el Congreso”. Luego, detalló acerca de los dos mecanismos de participación ciudadana existentes en nuestro país: “Uno es la iniciativa popular, cuando realmente surge del pueblo alguna iniciativa, se pone a discusión y se llega a un momento en que se hace una consulta. Y otro es la consulta popular, una especie de plebiscito, que se aplica en el caso de un proyecto que surge del Congreso o del Ejecutivo y se somete a la voluntad de toda la ciudadanía. Si eso es aprobado, se convierte en ley. Por tanto, de ninguna manera, una ley ya aprobada, que nos llevó 16 años de lucha en la calle, puede estar sujeta a la voluntad de que siga existiendo por la sola voluntad o no de un presidente”.
Gabarra advirtió, por otra parte, sobre el peligro del desmantelamiento del Estado que promueve LLA que podría afectar la difusión de la ley, el conocimiento sobre cómo aplicarla y afecte los mecanismos necesarios en centros de salud y hospitales para implementarla. En ese sentido, recordó que actualmente “la ley 27.610 se cumple en la mayoría de las provincias y no tenemos ni una sola mujer ni persona gestante muerta por aborto. Estamos evitando muertes y estamos haciendo ejercer un derecho. Esperemos que esto pueda seguir”.
La desigualdad laboral existe y se puede medir
“Las desigualdades en materia de género, sobre todo las laborales, las salariales, las de uso de tiempo, son un hecho que existe y hay evidencia empírica que así lo respalda”, dijo contundente Paula Durán, de la Usina de Datos de la UNR.
La especialista analizó el lugar de las las economías domésticas y de cuidados en la agenda feminista actual y en las discusiones del futuro del país y consideró que “es necesario visibilizar del trabajo reproductivo como forma de sostén del trabajo productivo ya que si se invisibiliza se resta el poder del trabajo de las mujeres en, justamente, la reproducción en los hogares de la fuerza de trabajo. A lo largo del tiempo a su vez las mujeres fueron ganando una participación cada vez mayor en el mercado de trabajo remunerado aunque sin abandonar el trabajo no remunerado”. En la misma línea sostuvo que “la economía doméstica y de cuidados es la economía del futuro en el sentido de que es un trabajo humano que no puede ser reemplazado, por lo menos hasta ahora, por máquinas o por inteligencia artificial y siempre se va a requerir de una persona que cuide a otra”.

El trabajo no remunerado se realiza de manera invisible en el interior de los hogares pero tiene un valor económico y social. De acuerdo con las estimaciones realizadas por el Ministerio de Economía nacional, en el año 2022, representó el 16,8% del PBI, lo que quiere decir que es la actividad que más aportó al PBI ($17.254.643 millones), seguida por el comercio y la industria. Sin embargo, los aportes por género fueron desiguales: en términos de valorización monetaria, las mujeres aportan el 70% ($12.077.305 millones) y los varones, el 30% ($5.177.339 millones). Esto se debe a la distribución asimétrica de las tareas de cuidados. De acuerdo con los datos de Encuesta sobre Trabajo No Remunerado y Uso del Tiempo del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) las mujeres dedican 6:31 horas al día al Trabajo No Remunerado (TNR), y los varones sólo 3:40 horas. Al observar los datos del trabajo de cuidado, las mujeres dedican casi el doble de horas que los varones a estas tareas: mientras ellas cuidan, en promedio, 6:07 horas al día, ellos cuidan 3:30.
En Rosario, según datos de la Usina, las mujeres destinan, en promedio, 2 horas 55 minutos diarias a estos trabajos, mientras que los varones le dedican 1 hora 36 minutos y en cuanto al cuidado a integrantes del hogar—niños, niñas, personas enfermas y/o adultas—, las mujeres le dedican un promedio diario 1 hora 45 minutos; mientras que los varones dedican solo 50 minutos diarios.
La carga desigual de tareas de cuidado hace que las mujeres participen menos y en peores condiciones de la fuerza laboral. Según el informe «Igualar: La participación de las mujeres en el trabajo, el ingreso y la producción” del Observatorio de las Violencias y Desigualdades por Razones de Género la tasa de actividad de las mujeres se ubicó en 51,5%, lo que da cuenta que “desde mediados del año 2021, ha permanecido en valores superiores al 50%”, aunque aún persiste una brecha con los varones de 18,3 puntos. En igual sentido, las mujeres registraron una tasa de desocupación del 6,9% (brecha de 1,2 puntos) y un nivel de informalidad laboral del 39%, lo que equivale a 4 puntos más que los varones.
En directa relación, de acuerdo con información oficial, la brecha salarial en alcanzó en 2022 el 27,7% a nivel país, y las mujeres ocupadas debieron trabajar entre 8 días y 10 horas más que los varones ocupados para ganar lo mismo en un mes, en tanto que los datos del difundidos por el Indec para el segundo trimestre del 2023 muestran que la brecha fue del 26,6%: el ingreso medio de varones fue de $161.252 y el de las mujeres se ubicó por debajo en $116.584.
Desafíos de escucha y políticas públicas
Al ser consultada, Paula Durán señaló que “es fundamental sostener los estudios que se vienen realizando para mostrar las desigualdades y visibilizarlos en la agenda pública” y consideró que “se tiene que avanzar a un sistema integral donde los gobiernos locales sean quienes tengan mayor capacidad de escucha con una fuerte articulación con el Estado Nacional para poder garantizar que las políticas se ejecuten y lleguen a quienes las necesitan, por eso la importancia de la articulación entre los gobiernos locales, provinciales y nacionales con canales permanentes de diálogo y formas de acceder a la población lo más amigable posible para que puedan justamente plantear las distintas inquietudes, demandas y universalizar todo lo posible las distintas políticas públicas”.
Finalmente sobre el rol de los feminismos frente a la embestida de la ultraderecha, Gabarra destacó que no hay que bajar los brazos: “Hay que salir a las calles, continuar militando, resistir a la pérdida de derechos y seguir luchando por lo que todavía no tenemos”.