Por definición, una cuadrilla es un conjunto organizado de personas que realizan un trabajo o llevan a cabo una actividad determinada. En Rosario, desde el 2017, una colectiva compuesta por artistas, ilustradoras y trabajadoras gráficas activan las calles, apropiándose de sus recovecos y disputando sentidos a partir de la creación conjunta de piezas gráficas feministas. Están organizadas y militan desde lo colectivo. Cuadrilla Feminista aborda, resuelve y se encuentra para indagar en los interrogantes colectivos y producir contenidos que, a través de afiches, ilustraciones, publicaciones, fanzines y hasta remeras, van desarmando lo establecido. En diálogo con Reveladas, Victoria Gómez Hernández y Lucía Seisas, dos de las dieciocho integrantes de la Cuadrilla, nos cuentan sobre su recorrido.
Cuadrilla Feminista nació en octubre del 2017 a raíz de una convocatoria que surgió desde Capitana, el taller gráfico de Victoria Gómez Hernández y Cris Rosemberg, invitando a mujeres, colegas y hermanas a llevar sus ilustraciones al Encuentro Nacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis y Trans en Resistencia, Chaco. Lucía Seisas recuerda: “Nace con esa invitación, cada una participó con alguna cuestión en la que estaba trabajando de manera individual. Las chicas estuvieron allá, funcionó, a la gente le gustó, entonces cuando volvieron nos invitaron a juntarnos y, a partir de eso, empezamos a trabajar en lo que hoy se llama Cuadrilla Feminista. Por su parte, Victoria Gómez Hernández rememora esa convocatoria inicial y las ganas no solo de citar a amigas y compañeras sino también a ilustradoras que admiraban por su trabajo, pero solo conocían a través de las redes sociales. “Así fue que todas se re prendieron, imprimimos afiches y en Chaco pusimos una manta en la plaza. Tuvimos una recepción hermosa y todo el tiempo preguntaban quiénes dibujaban. ilustradoras de Rosario, decíamos. Entonces ahí había algo, como una identidad común y un recibimiento de todos los que veían el trabajo colectivo. Yo siento que la potencia de eso era el conjunto de los dibujos, tenía mucha fuerza la variedad de técnicas, de trazos. Un poco la técnica unía, creo, a todos esos dibujos, pero había mucha fuerza en lo colectivo. Cuando volvimos quisimos contarles lo flashero que fue el recibimiento de esos dibujos y la idea de agruparnos fue de todas».
Las calles son parte de su militancia y Rosario constituye su identidad. En ese sentido, ambas coinciden en la importancia de remarcar que son artistas y trabajadoras gráficas de la ciudad: “Para todas es muy importante y hacemos mucho hincapié todo el tiempo en traer que somos de acá, sobre todo porque tenemos muchas seguidoras de Buenos Aires y nos convocan desde ahí. Nosotras hacemos hincapié en reivindicar que somos de Rosario, que somos del interior, que el interior también tiene dibujantas e ilustradoras muy talentosas que están activando desde su trabajo, desde su militancia y es importante visibilizar”, reivindica Vicky. Siguiendo la misma línea, Lucía agrega: “Nuestro trabajo está muy atravesado también por el territorio que habitamos. Más allá de que después es en esas calles donde nuestro trabajo encuentra el primer lugar que después trasciende esos límites, la producción de Cuadrilla, en lo colectivo y también en lo individual de cada una de las que formamos parte, está muy atravesada por las problemáticas del territorio que habitamos. Hay temas que por ahí existen, pero muchas veces lo cotidiano para nosotras está ahí en la esquina de nuestras casas”.

La Publicación N°1
La publicación N°1 surgió después del Encuentro Nacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis y Trans y estaba integrado por 17 afiches troquelados atravesados por la amistad, la hermandad, la lucha feminista y Ni Una Menos: “Esa primera publicación tiene los trabajos que ellas llevaron, en donde nos pusimos de acuerdo en relación a la técnica, porque las imprimimos en risografía que es un instrumento de impresión que llevan adelante en Capitana. Lo que hicimos fue decidir mantener el espíritu de este afiche. Cada una de las páginas de esa publicación estaba troquelada, vos podías arrancar la hoja y regalarla, pegarla por la calle o enmarcarla, ese era el espíritu de la publicación”, explica Lucía. Además, recuerda que gracias a esa publicación, la noche anterior al 8 de marzo del 2018, armaron un equipo de pegatineada y salieron por la ciudad a pegar esos afiches por el recorrido que iba a ser luego el de la marcha. En esa situación también conoció personalmente a muchas de sus compañeras: “Sabía que formábamos parte de lo mismo, pero no las conocía personalmente y fue re importante”.
La Cuadrilla Feminista es un proyecto totalmente autogestivo y artesanal.“ Me acuerdo que todas pusimos un poquito de plata. La idea era que esa plata imprima y que toda la ganancia, entre comillas, que salga de ahí sea reinvertida en poder seguir publicando cosas. Esa autogestión funcionó casi cooperativamente para poder sostener el trabajo y la militancia de la Cuadrilla”, refiere Victoria. Dicho eso, Lucía agrega: “Incluso ese monto que no me acuerdo cuánto era, que es re simbólico, cuando logramos tener la publicación y que salga a la venta, se vendieron todas. Fue un éxito de ventas, por así decirlo. Entonces, cada una de nosotras recuperó ese gesto inicial, y un poco de eso se trata la Cuadrilla también: el ser un proyecto totalmente autogestivo y tener producciones que permitan que haya un flujo de dinero que financie otros proyectos. A veces pareciera que los proyectos surgen de un repollo y en este caso hubo una voluntad personal y colectiva de formar parte, de arrancar con eso”
Goce y Amor
A finales del 2018 publicaron Goce, un fanzine con prólogo de la periodista Marta Dillon. “Vamos a festejar el goce, libre, sin juicios, sin categorías, sin dogmas, con unx mismx, entre muchxs, en manada, hetero, gay, torta, trans, trava, bi, queer, sin que nos digan cómo y cuándo podemos gozar. Porque la revolución será gozada o no será”, escribieron en su Instagram para anunciar la llegada de la segunda publicación. Festejar el goce como una decisión política. Luego, en el 2019 siguió Amor, con la participación de la poeta rosarina Alejandra Benz. Vicky sostiene que “no hay un concepto de amor de la Cuadrilla, no hay un concepto de goce de la Cuadrilla, como no hay uno feminista. Nosotras lo que intentamos retratar de eso es, justamente, lo heterogéneo, y que hay tantos conceptos de amor, de goce, de deseo, como personas hay en el mundo, y lo importante es poder expresar ese abanico de posibilidades. Quizás en las publicaciones, más que nada, trabajamos con esa lógica de tirar un concepto y que cada una pueda expresarlo, dibujarlo, como le atraviese por el cuerpo, y ahí lo ponemos en común”.
Como Cuadrilla lo que buscan es generar situaciones de encuentro y de producción gráfica en distintos lugares y momentos. Tanto los Martes Verdes en la plaza San Martín de Rosario como serigrafía a la gorra en Humanidades, ejemplifican a la perfección esa búsqueda. “Lo que hacemos está un poco lejos de ser considerado un trabajo, yo creo que encaja mucho más en lo que se puede llamar una militancia o un activismo. Y ese tipo de actividades desde ese lugar si o si tienen la implicancia de lxs otrxs porque si uno no le habla a lxs otrxs no tendría ningún sentido embarcarse en una actividad de militancia. Tratamos de pensarlo siempre desde la gráfica y desde un lugar participativo en el que podamos formar parte la mayor cantidad de cuadrillas posible y que tenga algún tipo de réplica. Intentamos hacer cosas para que se puedan llevar, muchas veces invitamos también a que traigan una remera para que se puedan estampar. Y cuando hacemos cosas en términos virtuales y en las redes sociales también está muy presente el tema de replicar, que lo que hacemos pueda llegar a convocar para que la gente quiera un poquito apropiarselo, no en términos de propiedad privada sino en términos de compartir”, reflexiona Vicky. Es una forma de ser parte a través de distintos soportes, de poder estar presentes con sus imágenes.
Las redes sociales son un espacio más: Cuadrilla Feminista crea, de alguna manera, un diálogo entre las redes y las calles. “En este momento en particular de la pandemia creo que eso es fundamental porque es el único lugar donde nos encontramos para poder hacer una movida. Hicimos dos campañas en las redes sociales. Una con las trabajadoras sexuales y otra en torno a la categoría de territorio. Pero, ya antes, me acuerdo que cuando fueron las elecciones hicimos algunas campañas que estuvieron buenas porque, justamente, hacían dialogar la calle con las redes. Hicimos algunos afiches que quedaban en un archivo de drive abierto para que cada persona que quiera lo pueda descargar e imprimir y se lo pueda llevar a la calle”, expresa Vicky.
Es un momento difícil para todxs y lo colectivo se complejiza, tal como explica Vicky: “Lo colectivo suele tener algunas exigencias que en la pandemia quizás uno en lo particular no puede asumir. En ese sentido yo creo que la Cuadrilla intenta ser bastante comprensiva. Esas exigencias no se vuelven un peso sino más bien entender que la compañera no está participando porque está en una, que en este momento no puede ocuparse de algo, o no puede porque no. Quizás no importa. O quizás son cosas que se ponen en común entre nosotras y nos mandamos un mensajito privado. Es un entendimiento que es importante que no se transforme ni en una exigencia ni mucho menos en la culpa”. Además, indican que aunque están activas de otra manera, “lo bueno que tiene la Cuadrilla es que todo el tiempo sabemos que es una red que nos contiene. La pandemia, que en lo colectivo nos pega de ese modo, en lo particular a cada una de nosotras también”, admite Lucía.
Por eso, las propuestas que llegan en este contexto de pandemia invitan a Cuadrilla Feminista a repensarse: “Siempre hay dos situaciones: o la de la producción propia, ir para afuera, o recibir proyectos y ver cómo nos vinculamos desde la Cuadrilla a esos proyectos para seguir construyendo. Sabemos que nuestra producción muchas veces puede ser un aporte desde lo gráfico a otros proyectos, entonces estamos en un momento de ver cómo nos vinculamos con los que vienen de afuera. Ahí se presenta muchas veces la posibilidad de conversar entre nosotras, cómo y hasta dónde. Hay distintas maneras de abordar esas propuestas desde Cuadrilla”, indica Lucía.

Habitar un espacio feminista
Para Lucía Seisas, la Cuadrilla Feminista es un espacio de contención, construcción y escucha: “Nunca me sentí juzgada, que creo que es algo que no nos pasa en otros lugares, por lo general estamos siempre expuestas a las miradas, a las opiniones, a las exigencias. Y con la Cuadrilla pudimos construir un espacio de mucha contención y de mucho crecimiento, incluso hasta en la práctica profesional: todas nosotras estamos vinculadas al dibujo o a la grafica de alguna manera, y que exista un grupo de mujeres que estén en la misma frecuencia es super interesante también a la hora de pensarnos como profesionales o como trabajadoras”.
Por su parte, Victoria Gómez Hernández menciona que la Cuadrilla no deja de sorprenderla: “A mi me pone en un lugar de mucha sorpresa porque yo aprendo todo el tiempo de las chicas. Primero porque hay un lenguaje que a mí me sorprende muchísimo, que es el lenguaje de lo gráfico. Yo soy politóloga, vengo de la palabra y de la escritura. Sin embargo, me encuentro todo el tiempo con otra forma de expresión, otro lenguaje, que en otro contexto no me hubiese animado a hacerlo. Siempre me sentí contenida y acompañada con las chicas. Hay mucha contención”.
Ambas conciben a Cuadrilla Feminista como un lugar para descargar la manija: “Cuando hay algo en el contexto que nos incomoda, o sobre lo cual alguna de nosotras tenemos ganas de decir algo, decimos en el grupo ‘Che, hagamos algo con esto’. Como, por ejemplo, las trabajadoras sexuales, las quemas, los femicidios y las tomas de tierra. “No es solamente volcar la necesidad propia. Muchas veces nos mueve la bronca, pero no es solamente eso. Cada una de las acciones no tiene que ver con una descarga sino más bien con una construcción. La descarga suele ser personal, entonces colectivizarla de ese modo hace que pase a ser más una construcción”, finaliza Lucía.