¿Cómo entender el 8M en clave económica?

¿Cómo entender el 8M en clave económica?

En el marco de un nuevo Día Internacional de la Mujer Trabajadora, desde el Centro de Economía Política Argentina (CEPA) lanzaron un informe sobre los datos económicos del tercer trimestre de 2022 incorporando la perspectiva de género al análisis económico. Allí se destaca que, si bien se evidencia una recuperación en materia laboral, las brechas de género aún persisten. En ese marco, la brecha de ingresos entre varones y mujeres está en 24,6%, y es superior al 30% entre trabajadoras y trabajadores informales.

Desde Reveladas dialogamos con Julia Strada, directora del CEPA, Carolina Berardi y Dolores Castellá, integrantes del Observatorio de Género del Centro, para conocer detalles del informe y los desafíos que afrontan las mujeres y disidencias en el mundo económico y laboral. Un abordaje integral de las tareas de cuidado surge como uno de los puntos claves para superar las barreras que existen para acceder a los trabajos mejor remunerados.

Marcha 8M 2022- Ph Florencia Carrera

En materia de ingresos laborales, ¿cuál es la realidad para las mujeres? ¿Qué desafíos existen para mejorar el poder adqusitivo?

Julia Strada: La brecha salarial se mantuvo en torno al 24,6% en el tercer trimestre de 2022. Si bien no tuvo un incremento significativo podemos decir que nos fue peor en términos de distribución del ingreso, considerando que los sectores con mayor registración son los que han tenido mejores aumentos salariales mientras que los sectores informales, donde la mayor parte son mujeres, son los que peor han estado. Ahí tenemos un desafío concreto que es participar en la distribución funcional, es importante visualizarlo como una pelea cotidiana en el marco del diseño de políticas públicas, tenemos que participar en la distribución de la plata.

Hacia adelante existe el desafío de que las mujeres puedan tener otro rol en el ámbito económico para decidir de otra manera lo que tiene que ver con distribución, si eso no pasa el cambio cultural a nivel hogar puede tardar décadas. Nosotras tenemos que ser parte de la discusión y de las decisiones económicas.

¿Qué características tuvo la recuperación de la actividad laboral tras la pandemia para las mujeres y las disidencias?

Carolina Berardi: Desde el 2020 a esta parte hubo un incremento en la tasa de actividad. Es decir, se ha incrementado el número de mujeres que se insertan en el mercado de trabajo, se alcanzó un récord histórico en el tercer trimestre del 2022 y se achicó la brecha entre la participación de varones y mujeres, siempre teniendo en cuenta que las estadísticas continúan siendo binarias.

Por otra parte, bajó el desempleo tanto para varones como para mujeres, pero para los primeros cayó más, lo que hace que la brecha persista. En materia de ingresos, si bien se redujo la brecha aún está en 24,6% a favor de los varones, y es superior al 30% entre trabajadoras y trabajadores informales.

En el trabajo no remunerado, la brecha en cuanto a las horas que le dedican las mujeres (6:31hs diarias vs 3:40hs para ellos) se incrementa en los hogares con necesidades básicas insatisfechas, y ahí claramente juega, por un lado, que no pueden contratar servicios de cuidado y tienen que asumir ese costo, pero también sucede que les cuesta más conseguir trabajos fuera del hogar y por ende tener ingresos propios.

Dolores Castellá: Si bien hay recuperación económica, este fenómeno no impacta para todos y todas de la misma forma. El ritmo de recuperación para las mujeres es menor porque su presencia en la riqueza, en el mercado laboral y en los trabajos de calidad está condicionada por tener que ocuparse de las tareas de cuidado y por las barreras de ingreso a determinados trabajos que tienen mejores salarios. Por eso tienen mayor participación en los trabajos más precarios e informales los que, por lo general, también están asociados a las tareas de cuidado.

Teniendo en cuenta que hubo un crecimiento de la tasa de actividad y empleo, ¿cuáles son los desafíos en materia laboral?

CB: En términos generales es necesario que las mujeres se incorporen a los sectores más rentables porque de lo contrario la brecha salarial es muy difícil que se acorte. Además se necesita abordar de manera integral los cuidados para empezar a pensar en mujeres insertándose en mejores trabajos y también para estudiar, disfrutar, participar en organizaciones políticas, sindicales.

-DC: Otra parte importante del informe tiene que ver con el relevamiento de políticas públicas que da cuenta de que las brechas tienden a reducirse porque hay un rol activo del Estado con transferencia de recursos y políticas que incentivan la inserción de mujeres en el mercado laboral. También analizamos los Presupuestos con Perspectiva de Género (PPG) y las intenciones de impulsar una mayor jerarquización e inclusión de las políticas de género, como ocurre a nivel nacional desde diciembre de 2019 a esta parte. El Ministerio de Mujeres, Género y Diversidades nacional es el principal ejemplo, pero también varias provincias y municipios.

Se necesita abordar de manera integral los cuidados para empezar a pensar en mujeres insertándose en mejores trabajos y también para estudiar, disfrutar, participar en organizaciones políticas, sindicales.

¿En qué situación se encuentran las mujeres jóvenes hoy?

CB: El desempleo joven en mujeres está en niveles bastante similares a los de los varones, aunque ambos siguen por arriba del promedio general (16,6% mujeres y 14,3% varones).

DC: Esto se puede analizar a partir de dos dimensiones: puede ser un dato positivo que implique que estén consiguiendo trabajo o un dato negativo porque están dejando de buscar trabajo ya que muchas veces las mujeres jóvenes son las que se quedan en casa cuidando hijes propios o ajenos. Para las mujeres en edad de maternar lo primero que se resiente es su inserción en el mercado de trabajo y en la participación en el ingreso.

Actualmente se da una feminización de la pobreza y por otro lado la riqueza se encuentra masculinizada, ¿qué implica esta situación?

CB: Una es la contracara de la otra. Si miramos como se distribuyen los ingresos, en los deciles de menores ingresos se observa que el 70% son mujeres y el 30% varones y en el otro extremo es exactamente lo opuesto. Y ahí de nuevo vemos la brecha de ingresos, ¿cuáles son los ingresos que tienen las mujeres a través del trabajo? son trabajos en general no registrados, en sectores de actividad que pagan poco y con poca dedicación horaria en términos relativos. Obviamente las políticas públicas apuntalan, porque en lo que respecta a la AUH o la Tarjeta Alimentar, la mayoría de los destinatarios son mujeres, también las que acceden a las jubilaciones son mujeres, y eso reduce la brecha de ingresos, pero no llega a desaparecer.

A diferencia la riqueza está masculinizada, para el 2020 el impuesto de Bienes Personales alcanzaba al 34,5% de mujeres y el 65,5% de varones, evidenciando una distribución asimétrica en la titularidad de los patrimonios por género. Y en el Impuesto a las Ganancias, en 2020, las declaraciones juradas corresponden a varones en 69,9%, mientras que a mujeres apenas en un 30,1%.

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