La edición número 24 del Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente (BAFICI) está en marcha. Del 19 de abril al 1 de mayo distintas salas de la capital del país proyectan más de 250 largometrajes y cortometrajes. Como cada año, a un módico precio, se puede disfrutar de una amplia selección de cine.
Tras su paso por las salas, los films quedan cargados en la plataforma del festival durante un tiempo para poder ser vistos online y de manera gratuita. La competencia cuenta con tres categorías: internacional, nacional y vanguardia y género. En paralelo, el público puede puntuar los largometrajes argentinos a la salida de las proyecciones.
En esta nota se realiza un recorrido por cuatro películas (dos argentinas y dos chilenas), que fueron proyectadas los días 21 y 22 de abril. Las mismas abordan problemáticas que oscilan entre la vida y la muerte, haciendo foco en la importancia de los vínculos.
Blondi: el deseo post maternidad
Dolores Fonzi se lanzó a la dirección con esta ópera prima, en la que también es protagonista. La idea, según ella misma comentó durante la noche del estreno, se gestó en 2017 y a partir de allí fue tomando forma. El elenco se completa con las sólidas actuaciones de Rita Cortese, Carla Peterson, Leonardo Sbaraglia y Toto Rovito (una cara novedosa que se desempeña de manera muy lograda). Además de algún tema de la banda Blondie que encaja el momento justo, lxs locales Las Ligas Menores tienen una fugaz pero acertada aparición que termina de confirmar que cada escena es del orden de lo indie en su máxima expresión.
A sala llena y con la presencia de diversas figuras públicas, lxs espectadores pasamos de la risa a la emoción. Blondi (Fonzi) es una madre que gestó a Mirko (Rovito) a sus 15 años. Dada la poca diferencia de edad y el desenfreno con el que Blondi se mueve por el mundo, ambxs mantienen un lazo que se asemeja más a la amistad que a una relación madre – hijo. Incluso, en determinados momentos, Mirko parece actuar de manera más adulta que su propia madre.
Pese a lo que se percibe primeramente, ante una situación que desacomoda la rutina de la protagonista y su círculo familiar, se pondrán en juego los roles que desempeña cada unx de sus miembros, dejando al descubierto que no todo es lo que parece, dado que la crianza y las redes de contención pueden mutar a lo largo de la vida.
¿Cómo afrontar lo inesperado? Blondi, quien no deseó gestar, eligió, a su manera, maternar. En palabras de la directora, la película da cuenta de una “maternidad horizontal y colectiva”. Justamente, eligió criar y crecer acompañada por su madre y su hermana (aún con algunas diferencias), dos mujeres indispensables en su vida.
Las demás: la amistad como motor
A la cabeza de este colorido proyecto, que contó con un equipo integrado mayoritariamente por mujeres (algo que resulta muy notorio), se encuentra la chilena Alexandra Hyland. Es su primera película y ya pasó por el Festival Internacional de Cine de Rotterdam. Con una estética muy pop, tiene como protagonistas a la dupla de Nicole Sazo Cariola y Alicia Luz Rodríguez.
La historia comienza cuando Rafaela (Sazo Cariola) queda embarazada accidentalmente. Con el apoyo incondicional de su mejor amiga Gabriela (Rodríguez), ambas jóvenes se embarcan en el arduo camino para conseguir abortar en un país en el que aún no está reglamentado el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo.
Tal como explicó la directora durante su paso por el Bafici, este es un film sobre dos “perdedoras” (de ahí el nombre) que subsisten en una sociedad en la que ser adultx no resulta de lo más sencillo ni amigable. La ternura y la comicidad son las dos caras de este largometraje que le da una vuelta de tuerca a un tema bastante serio, resolviéndolo de manera sumamente efectiva.
¿Cuán importante es el acompañamiento de lxs amigxs ante una situación desesperante? Las dos chicas comparten, además del departamento en el que viven, su cotidianidad; por momentos alegre y por otros, no tanto. Ante las adversidades, Rafaela y Gabriela se tienen mutuamente. Y eso es lo que al final las salva.
Conversaciones sobre el odio: los límites ante lo dañino
Segunda película dirigida por la actriz Vera Fogwill (debutó en 2007 con Las mantenidas sin sueños), y Diego Martínez. Al estilo de una obra de teatro, en donde la trama transcurre en tiempo real, cuenta con las brillantes interpretaciones de Cecilia Roth (Débora) y Maricel Álvarez (Deborah) en una única locación. Un amplio departamento, que pese a sus dimensiones resulta asfixiante, logra transmitir el olor y la podredumbre con la que carga.
Una actriz sin grandes trabajos (Álvarez) y su antigua representante y ex amiga (Roth) se reencuentran tras muchos años de distanciamiento en el departamento de ésta última, afectada física y psíquicamente. A través del diálogo saldrán a la luz los motivos que alimentaron el deterioro del vínculo. Una amistad caracterizada por la toxicidad y la manipulación, que pendió de un hilo hasta desaparecer. Durante el reencuentro habrá reproches, egos y sentimientos encontrados.
Es relevante mencionar que el film está basado en el test de Bechdel, una prueba aplicada a lo audiovisual para evaluar la brecha de género. Consiste en que aquello que vemos debe contar con tres cuestiones: la aparición de al menos dos personajes femeninos con nombre, que compartan alguna escena e interactúen entre sí y que sus conversaciones no giren en torno a hombres.
¿Hasta qué punto puede sostenerse una amistad? Película fuerte, con diálogos inteligentes y momentos de deslumbrante ironía, en la que se tratan temas existenciales, tales como el éxito y la felicidad. Casi una hora y media de tensión frente a la pantalla.
La memoria infinita: las etapas del amor
Si hay algo que caracteriza al fantástico universo de Maite Alberdi es la forma en que aborda las historias contadas en sus documentales (El salvavidas, La once, Los niños y El agente topo). En este quinto largometraje, que obtuvo el premio al mejor documental internacional en el Festival de Sundance, las emociones están a flor de piel. El amor que se tienen Paulina Urrutia (actriz de renombre y ex presidenta del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes durante el primer gobierno de Bachelet) y Augusto Góngora (reconocido periodista, quien se desempeñó valientemente durante la dictadura) es, como indica el título, infinito.
El alzheimer deteriora la salud de Augusto. Ante esta situación, su esposa se toma el trabajo de tratar de hacerlo recordar, día tras día, los acontecimientos vividos con la finalidad de ejercitar su memoria y retrasar la enfermedad. Tras la función, Urrutia, quien estuvo presente en la sala, comentó que, dado que parte de la película transcurrió durante la pandemia, colaboró con la cámara (algo que es sumamente evidente dado los desenfoques y los encuadres). Esta cuestión fortuita, que se suma a lo retratado por la directora e imágenes de archivo, lejos de resultar algo visualmente molesto, otorga mayor “realidad” a las situaciones. Podría asegurar que casi todxs lxs presentes, con lágrimas retenidas o expulsadas, nos sentimos como si estuviésemos acompañando a esta pareja de intelectuales. Cabe aclarar que el film carece de golpes bajos, dado que está realizado con mucho respeto.
¿Puede el amor tomar diversas formas a través del paso del tiempo? Paulina cuida a su marido, adoptando una postura maternal ante la enfermedad que avanza sobre él. El cariño, la ternura y el compañerismo entre ambxs nos hacen creer, al menos por un rato, que los vínculos sanos son la clave para no rendirnos.
Las redes humanas que tejemos a través de nuestro transitar por el mundo son la trinchera que nos permite continuar manteniéndonos en pie. Ante la incertidumbre, lo inevitable, lo angustiante y todo aquello que oscila entre la vida y la muerte, es más llevadero si es compartido.