Camino a casa

Camino a casa

Lo sutil en la naturaleza, la emoción infantil, las tramas familiares que se enredan por lo bajo. Ese es el material del que están hechos los catorce cuentos de Camino a casa (Obloshka, 2022), de la escritora rosarina Lila Gianelloni.

El epígrafe del libro es de Fernando Pessoa, y dice así: “La luz del sol no sabe lo que hace y por eso no yerra y es común y es buena”. Podemos intuir que habla de una sabiduría basada en el no-saber, en la experiencia del camino y en el poder de la naturaleza. Y por qué no, también, en ese no- saber inocente propio de la infancia. Camino a casa empieza con ese lema porque así será el universo de los cuentos.

La mariposa azul —dibujada en la tapa del libro— es un cuento que narra la historia de una chica que va en busca de su hermano, instalado en la selva. En un intento por recuperar el vínculo con él, decide acompañarlo a una travesía. Ella no está sola, la sigue una perrita, pájaros, insectos. De pronto se cruza con una mariposa azul, y su encuentro se siente como una revelación. ¿Le recuerda a su hermano? ¿Siente que si toca sus alas se irá, como se fue él? Nada de esto se dice en concreto. La naturaleza es escenario de la emoción infantil, en donde lo simbólico se abre como las mismas alas de la mariposa.

La siesta es un cuento cargado de tensión. Dos chicas jugando en el campo y un hombre que las mira mientras están en la pileta. El foco está de nuevo en la inocencia de las chicas, que intuyen la amenaza. “Ana dice que no debieron desobedecer y las dos hacen promesas a los santos de la siesta”. Lo que prometen: no nadar desnudas y de noche sin permiso. No escribir asquerosidades en las paredes. No eructar ni formar frases con eructos. No fumar zarzaparrilla.  El despertar sexual de las chicas se va tornando más y más directo. En sus diálogos van contando aquello que hicieron, como si la culpa las obligara a confesar sus pecados para que algo peor no pase. El hombre las sigue mirando. Aparecen avispas, dos chimangos que las sobrevuelan y después, las mariposas.

Un chico se pierde en la playa. Un hombre que está por suicidarse es interrumpido por un ladrón. Dos hermanos salen de viaje en busca de su padre. Una chica encuentra una extraña similitud entre un sapo de su jardín y su profesora de inglés. Estos son algunos de los argumentos que completan Camino a casa. En palabras de Liliana Heker, “la voz engañosamente calma con que se nos comunica ese mundo y esos vínculos, hacen que cada hecho narrado, por mínimo que parezca, nos sorprenda y nos cautive”.

Lila Gianelloni nació en Rosario, en 1959. En 2010 recibió una mención del Fondo Nacional de las Artes por La madre oscuridad, un libro inédito, y en 2016 por Mapamundi (Paisanita editora, 2018). Publicó el cuento infantil Lobo (Libros Silvestres, 2019) y ese mismo año recibió una beca del FNA por el proyecto La luz del sol no sabe lo que hace. Publicó en Revista Rea, El cocodrilo y otras revistas literarias de la región.

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